viernes, diciembre 15, 2006

Crítica: "Quinceañera"

Director: Wash Westmoreland, Richard Glatzer
Intérpretes: Emily Rios, Jesse Garcia, Chalo Gonzalez
Estreno en España: 16 de diciembre de 2006


Le damos un 6

Tras un halo de película conmovedora y divertida se esconde un retrato (uno más, todo hay que decirlo) de la comunidad hispana en la ilusoria sociedad californiana.

La clase obrera, el grupo de trabajadores que sustenta un país, ha protagonizado algunos de los mejores romances dramáticos de la historia del cine. Si teníamos duda del enganche emocional que tienen estos seres en pantalla grande aquí tenemos la clásica historia de amor entre dos jóvenes hispanos condicionado, ya no por la familia o las convenciones sociales, sino por el precio de la vivienda. Olvídenlo, es la anécdota.

A los amigos norteamericanos les gusta mucho el final feliz, extrapolable en los últimos años a calificar de feliz todo el metraje. Así es este trocito de vida en spanglish dentro del sueño de un futuro mejor. Esa escalada hacía un provenir mejor mantiene en activo a los padres, los mayores de la comunidad. Por el contrario Quinceañera narra las vicisitudes de los inmigrantes de segunda generación, los deseos de una adolescente nacida en Estados Unidos pero anclada en un terreno pantanoso por culpa de las costumbres heredadas.

La protagonista sueña con su puesta de largo, es lógico entre las americanitas que cumplen 15 años. Del hecho concreto pasamos al conglomerado de ideas que suscita este interesante trabajo acerca del choque de culturas y la necesaria asimilación de usos ajenos a la vida que tradicionalmente habíamos llevado. Los responsables de la cinta añaden a la mezcla tensiones raciales y una nada sutil crítica a la homofobia y los prejuicios religiosos.

En la línea de costumbrismo con pretensiones de títulos como Mi familia, Cuando salí de cuba y Goool! apunta maneras como retrato social. Como producto de entretenimiento también funciona. No salimos del cine con el corazón en un puño ni con desazón, así que cumple con sus funciones principales. Quizás peca de ofrecernos una imagen dulcificada de lo que más o menos intuimos, pero es el precio de hacer un largometraje que guste a todos, a la mayoría.

El Festival de Sundance suele dar cada año una excelente cosecha de corte independiente y, en cierta forma, trasgresor en forma y fondo. Siendo sinceros, todos los títulos no los percibimos de la misma forma aquí, en Europa. Puede ser este el caso de esta cinta que consiguió unir a jurado y público en la última edición del certamen alternativo: ¿hazaña real o nueva estrategia de marketing? Es decir, paso por el conocido certamen, y me cubro de gloria o, lo que es lo mismo, de publicidad gratuita. Juzguen ustedes.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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