viernes, octubre 27, 2006

Crítica: "El corral. Una fiesta muy bestia"

Se agradecen películas para los más pequeños como esta que no insultan su inteligencia con chistes facilones que salpican aburridas tramas.

De conocerles, Esopo e Iriarte seguro que les habrían dedicado muchas de sus fábulas. Es más, si vivieran y tuvieran cultura audiovisual, cada animalito de esta curiosa granja protagonizaría al menos un cortometraje.

Con ritmo, dosificando las sorpresas y jugando con referentes cinematográficos que entre los niños pueden pasar desapercibidos, esta cinta entronca con otros como Chicken Run (Evasión en la Granja), aunque más por la temática que por la forma ya que en este sentido recuerda más a Jimmy Neutrón, del mismo director.

Tras un título recurrente se esconde un mundo al que no podemos acceder los humanos. Stevie Wonder compuso los temas del álbum La vida secreta de las plantas, sugerente frase que al que suscribe provoca imágenes de flores y arbustos con personalidad, como las que descubre Alicia en su deambular por el país de las maravillas. Algo así ocurre con este retrato de usos y costumbres bestiales que no es más que una visión de la vida más oculta de los animales.

Al tener niños como público objetivo, no faltan patrones arquetípicos, aunque no es el punto más destacado de este divertido relato vacuno de superación. A los responsables parece no importarles que vacas, con sus ubres y todo, sean machos. Esto puede desconcertar sobre todo a los pequeños. Incongruencia sí, pero al fin y al cabo se trata de una licencia más, como las que se han permitido los dobladores al castellano en su decisión de imponerle un acento gallego a un trío insólito formado por tres vacas (machos) locas.

Por momentos llega a ser algo excesiva por sus devaneos melosos. La historia rezuma moralina, no mucha, pero en cantidad suficiente para comprobar que es cosecha de El rey león. Aquí no es Simba el que busca el consuelo y el apoyo de su padre, perdido en el firmamento, pero Otis recuerda mucho al leoncito de la Disney en ciertas secuencias. Ya se sabe que de referencias vive el cine actual y este trabajo está repleto de ellas, aunque también abundan los momentos hilarantes proporcionados por un hurón deseoso de hincar el diente a un pollo pesimista. Divertida y recomendable.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

martes, octubre 24, 2006

Crítica: "Copying Beethoven"


Director: Agnieszka Holland
Intérpretes: Ed Harris, Diane Kruger, Matthew Goode, Phyllida Law, Nicholas Jones, Joe Anderson
Estreno en España: 20 de octubre de 2006

Le damos un 5,5

Lejos de constituir una biografía al uso, este melodrama humaniza al genio con una brillante interpretación de Ed Harris.

La capacidad creadora de un genio no tiene límites. Eso puede llegar a dificultar cualquier visión cinematográfica sobre su vida. Si el espécimen en cuestión merece entrar en la categoría que aglutina a los ‘atormentados y tocados por Dios’, el trabajo puede ser más costoso aún. Que se lo digan a Milos Forman, en el caso de Amadeus (sobre Mozart), y ahora a la polaca responsable de títulos como Europa, Europa, El jardín secreto y La heredera.

Decantarse por una parcela de una existencia tan compleja es tarea difícil. Las últimas etapas suelen condensar mayor número de matices. Quizá esta sea la razón por la cual Holland traslada a la pantalla los últimos meses de Beethoven pero lo curioso es que, en lugar de que el sea quien aporte su mirada personal, es su copista la que nos guía por la trama.

Puede ser esta una forma inteligente de desligarse de tanta presión, sobre todo en el caso de este compositor del que hay escasas películas, Amor inmortal con Gary Oldman es un ejemplo. La práctica que se le asigna a la actriz Diane Kruger como cicerone es la misma empleada por Carlos Saura, que nos relató en Goya en Burdeos los últimos años del pintor de Fuendetodos por boca de su hija.

Rodada con intensidad y apoyada en momentos con fuerte carga emocional, la película se sustenta gracias al trabajo que hace Ed Harris. Directora e intérprete se reencuentran después de Conspiración para matar a un cura y El tercer milagro, aunque es aquí donde ella le rinde pleitesía con un personaje caramelo para cualquier actor que se atreva con él.

Además de la lograda ambientación y el trabajo de los actores, poco se le puede pedir a esta ficción histórica, que podemos dar por cierta o no, y en la que echamos en falta algo más de emoción. En definitiva, un este acercamiento al gran Ludwig van Beethoven que nos sabe a poco.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

lunes, octubre 23, 2006

Crítica: "Pequeña Miss Sunshine"


Director: Jonathan Dayton, Valerie Faris
Intérpretes: Steve Carell, Toni Collette, Greg Kinnear, Alan Arkin, Beth Grant, Paul Dano, Abigail Breslin
Estreno en España: 20 de octubre de 2006


Le damos un 7

Explotando su etiqueta de filme de culto independiente, esta fábula con tono agridulce se posiciona como una de las sorpresas del año.

Su divertida historia acentúa nuestra imagen del mundo en que habitan raros llevados a la pantalla por cineastas como Todd Solondz (Bienvenidos a la casa de muñecas, Happinnes, Palíndromos) y cómics como Ghost World y American Splendor.

Cuando hablamos de la Norteamérica profunda nos imaginamos un mundo rural abanderado por el conservadurismo, comunidades cerradas e individuos obcecados en planteamientos de vida absurdos. Esta ópera prima parte de ahí, ofreciendo un retrato de personajes acabados que deben ayudarse los unos a los otros para escapar a la monotonía.

Son seres que aparentan ser corrientes, como los que pululan por las urbanizaciones de una más dramática American Beauty. La normalidad chocante es la base de este título donde no se cuenta nada nuevo: el motor viene dado por las ilusiones de una niña que moviliza a toda la familia con el fin de llegar al concurso que cambiará su vida. Es, como habrán comprobado, el típico relato del sueño por cumplir que luego no es tanto como se anhelaba.

No todo es belleza y popularidad. La destartalada camioneta en la que viajan hasta California es una perfecta metáfora. Es el mensaje que nos llega desde el principio, con unos personajes identificables y estereotipados en exceso, aunque certeros y jugosos. No hay trampa en todo el metraje, tampoco aspavientos. Aún así interesa este hilarante y moralizante fresco narrado a modo de película de carretera.

Sabido el destino –en ningún momento cabe duda de ello-, tan sólo queda disfrutar de los diálogos con chispa, algunos inverosímiles, muchos patéticos y, sin embargo, creíbles al salir de boca de una entrañable galería de monstruos que cuenta con el reclamo de haber arrancado aplausos en el último Festival de Sundance. Y con razón.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: "A scanner darkly"


Director: Richard Linklater
Intérpretes: Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Woody Harrelson, Winona Ryder
Estreno en España: 20 de octubre de 2006


Le damos un 6,5

Tras este atípico producto de animación se esconde un reparto de estrellas y un relato con la firma de un autor polémico para algunos y certero para muchos.

La puesta en escena nos presenta una especie de tebeo en movimiento donde los personajes parecen estar en continuo estado de levitación. El resultado no es gratuito ya que en los 100 minutos que dura nos acerca a la dictadura de una poderosa droga llamada Sustancia D.


El narcótico es la excusa para presentarnos seres que gravitan en un escenario mal perfilado y nos llevan por el estado alucinógeno y narcótico proporcionado por el cine. Tras plantear una intrincada investigación policial para derrocar una trama de narcotraficantes llegan los efectos secundarios: crítica a la falta de libertades en un mundo dominado por la video-vigilancia.

Llegados a su resolución da la sensación de que la trama es mínima y lo que hemos visto es una larga introducción y un mínimo desenlace poco esperanzador. No importa, tampoco el hecho de que Richard Linklater se convierta en una especie de Pepito Grillo. Experiencia tiene porque en su celebrada Walking life ya nos guió por el discutido terreno de los sueños apropiándose de apuntes filosóficos y empleando la técnica del "rotoscopio" (dibujado sobre películas de acción real) como nuevo modus operando en el campo digital. Vuelve a sorprender, de manera grata, el heterodoxo cineasta, responsable de las dispares Antes del amanecer, Después del atardecer y Escuela de rock.

Ante un abigarrado argumento con demasiados recovecos, un despiste puede ser fatal. No se lo recomiendo en este experimento –que ya no lo es tanto- porque incluso a aquel que se regodea de no perderse ni un detalle, el amigo Linklater conseguirá desubicarle. El ‘fenómeno sociológico’ de Gran Hermano hizo que muchos echaran mano de 1984, de George Orwell, por lo que A Scanner Darkly es un título original más por la forma que por la tesis que esgrime. Y contribuye a ello el empleo de una técnica de animación que acentúa el desquicie paranoide con que el novelista Philip K. Dick nos presenta su mundo en decadencia apocalíptica.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: "En la piel de Jacques Chirac"


Director: Karl Zéro, Michel Royer
"Intérpretes": Jacques Chirac, Dominique De Villepin, Laurent Fabius, Lionel Jospin, François Mitterrand, Nicolas Sarkozy
Estreno en España: 20 de octubre de 2006


Le damos un 6,5

Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia en este original, ameno y burlesco documental político.

La política puede ser muy divertida. Lo pone de manifiesto este recorrido por cerca de 40 años de carrera de Jacques Chirac, cuatro décadas que reflejan también la historia reciente de Francia, incluidas las molestas consecuencias para el gobierno del Contrato Primer Empleo y las revueltas callejeras del pasado año 2005.

No hay intromisión en la vida privada por lo que este trabajo no es censurable. Dicen sus responsables que el guión estaba prácticamente hecho, que ellos sólo debían decantarse por dotar de una estructurar tanta información. Escogieron la fórmula del decálogo del buen y perfecto líder político. Se explaya como si estuviera entre amigos, se dan apuntes sustanciosos acerca del europeismo o no del protagonista, su opinión sobre la entrada en el Mercado Común de España y Portugal y su relación con el Vaticano y jefes de estado y de gobierno internacionales.

Si nos dejamos llevar por la narración de hechos montada por los realizadores Karl Zéro y Michel Royer, avalados por su trayectoria en televisión, descubrimos que Chirac es uno de los mejores actores de todos los tiempos. En nuestro ánimo queda la creencia o no en todo lo que se nos cuenta. Somos mayorcitos para saber que en la trastienda de la política existe un entarimado cínico, duro y cómico al mismo tiempo.

Hace unos meses llegó a nuestras pantallas ¡Viva Zapatero!, documento satírico creado por Sabina Guzzanti. El demoledor contraataque, o mejor dicho, defensa contra el Berlusconi de turno, era un ejercicio sobre la falta de libertad de expresión en la vecina Italia. A diferencia de aquella, que mostraba la realidad sin manipulación alguna, a la cinta gala no le falta sarcasmo y mucho sentido del humor a partir del corte y confección, y una lograda declaración de intenciones, la única parte de ficción en términos estrictos.

Una recomendación: estos 90 minutos en la piel de uno de los hombres más poderosos del mundo occidental deben verse en V.O. para que la socarronería no quede en saco roto.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: "Hijos de los hombres"


Director: Alfonso Cuarón
Intérpretes: Clive Owen, Julianne Moore, Charlie Hunnam, Michael Caine, Chiwetel Ejiofor, Gary Oldman, Peter Mullan, Danny Huston, Claire-Hope Ashitey, Pam Ferris, Oana Pellea
Estreno en España: 20 de octubre de 2006


Le damos un 8

En continuo y agobiante equilibrio entre la esperanza y la agonía, este intenso trabajo nos avisa de que el tan anunciado mañana ya está aquí.

El inicio, vibrante y conciso, nos da las claves de lo que veremos: un Londres de 2027 similar al actual... a priori. El habilidoso Alfonso Cuarón nos introduce en la apabullante historia con pocos planos y nada de artificios digitales innecesarios. No necesita más que unas rápidas y certeras panorámicas y algún que otro documento informativo que bien podría emitirse por la televisión actual.

Rodada con intensidad y buscando el tono real en todo momento, la película nos asesta un duro golpe, a nosotros que estamos plácidamente sentados en una butaca y lo que vemos nos parece lejano. El fin de la humanidad ya no está en manos de alienígenas ni es cosa de robots. Puede que tampoco muramos por un gran terremoto o el impacto de un meteorito; nosotros seremos los culpables y lo terrible es la tranquilidad con que lo vemos.

Al igual que V de Vendetta y 28 días después, la inquietante Hijos de los hombres se ambienta en Londres, una capital occidental donde no extraña que el fenómeno de la inmigración se lleve a consecuencias bestiales, en un paso más allá del dado por Michael Winterbottom en la también indispensable Código 46. No nos olvidamos de los guiños al terrorismo y la manipulación de los ciudadanos como títeres a manos de los gobernantes. Esta fábula lo engrandece todo pero está narrada de una manera tan creíble que asusta. Es más, hasta podemos imaginar el final, porque no necesitamos respuestas a los interrogantes planteados.

La cámara en mano no deja de rodar durante minutos que se hacen eternos. Son los llamados planos-secuencia que, apoyados en el sonido atronador, contribuye a que tengamos la sensación de estar dentro de una terrible aventura simulada. Clive Owen (Closer, Sin City, Plan oculto) y la convincente Clare-Hope Ashitey son nuestros guías por este mundo a veces poético y siempre tremendo, fotografiado de manera triste y expresiva, con tonos grises y azules. El colorido viene dado por las medidas interpretaciones de Michael Caine y Julianne Moore. Aportan el punto de comicidad necesario para que la tragedia tenga más valor.

No pasó por mis manos el libro homónimo de P.D. James, pero me han comentado que cualquier parecido con él era pura coincidencia. Ratifica nuestra idea de que estamos ante dos formas de expresión diferentes. En cuanto a la sustancia, no es que el texto tuviese más contenido filosófico y humanístico, sino que Cuarón apuesta por el suspense y acción, armas fílmicas que contribuyen a que el mensaje llegue casi sin avisar y el bofetón sea más sonado. Una vez en casa, reflexionaremos a partir de las réplicas del terremoto visual que hemos vivido.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

miércoles, octubre 11, 2006

Crítica: "El laberinto del fauno"


Director: Guillermo del Toro
Intérpretes: Ivana Baquero, Sergi López, Ariadna Gil, Maribel Verdú, Álex Angulo, Doug Jones, Roger Casamajor, Sebastián Haro, Mina Lira, Federico Luppi, Ivan Massagué, Chema Ruiz, Manolo Solo, Milo Taboada

Estreno en España: 11 de octubre de 2006

Le damos un 9

Película fantástica en sus dos lecturas, la segunda entrega del ciclo iniciado con El espinazo del diablo promete lirismo crudo y dos horas de entretenimiento con sustancia.

A modo de fábula cruel, este magnifico ejemplo de un género denostado se envuelve en poesía producto de la suma de metáforas y guiños. Acuciada desde una visión infantil, casi inexperta y por ello curiosa y atrevida, la fábula se aleja de lo idealizado para entrar en un decadente y obsoleto reino del que no debemos perder detalle.

Como un niño el director de la notable Cronos juega a engañarnos con tanto realismo que nos convence. Toma las claves de la fantasía sin que parezca que confecciona un traje a partir de retales. Cumple con el decálogo de normas y he aquí una muestra: salta de un lado a otro del espejo con soltura, cuenta con una pequeña guía temeraria y atrapa la oscuridad narrada en los límites de una identificable la primera posguerra española. Y no falta la ‘madrastra’, convertida en un malísimo militar.

Si ya convence en trabajos donde desaparece la marca de autor, en uno donde ha volcado tanto amor y terror, no podía fallar: exprime la belleza plástica de los aspectos más crudos y feos de la realidad paralela que no envidian a los del mundo real. A los dos lados hay sombras aunque no son las responsables de nuestros sustos: El honor está reservado a los personajes que sustentan la historia, tremendamente reales, y causantes de más miedo. Confía en 4 actores convincentes sacados de papeles habituales y concede visado a nuestra imaginación, que da para vincular monstruos mitológicos a fascistas. Ese ancla al mundo real es lo que más nos perturba de este cuento de hadas para adultos aunque una expresiva y joven actriz nos guíe entre tinieblas y decadencia.

Confesa su adoración por el estudio de la Guerra Civil, el cineasta también revela el influjo de Goya y su paleta de colores tétrica y angustiosa. Ha sido capaz de homenajear al de los desastres y pinturas negras y emparentarlo con el Kubrick de El resplandor, aunque es Dorothy, la del mundo de Oz, quien puede acabar descuartizada en un remoto bosque de la España fracturada de los años 40. Referentes no faltan, pero la maestría reside en que sean sólo nexos a nuestra cultura fílmica y literaria y no burdas copias.

El responsable de las comerciales Mimic y Hellboy da a los maquis la notoriedad que sólo otorgaron cineastas patrios como Julio Sánchez Valdés en Luna de lobos (a partir de la novela de Julio Llamazares) y Montxo Armendáriz en Silencio roto. Los guerrilleros reaparecen convertidos en sombras del bosque visitado por la niña especial que podría ser compañera de juegos de la Wendy amiga de Peter Pan, y Alicia, asidua al país de las maravillas.

Del Toro consigue recuperar esas hadas que existen sólo cuando eres niño. Las viste de malicia, emparentándolas con los malos oficiales que se inclinan a la derecha y nos hacen retorcer de angustia. Maniqueísmos consentidos a un lado, les invitamos a que entre al laberinto sin riesgo de perderse ya que es visible sólo para nosotros, que sabemos donde mirar siempre y cuando estemos guiados por el cicerone adecuado. Y Guillermo lo es.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

sábado, octubre 07, 2006

Crítica: "El príncipe de los ladrones"


Director: Richard Claus

Intérpretes: Rollo Weeks, Aaron Johnson, George MacKay, Alice Connor, Lathaniel Dyer, Jasper Harris, Jim Carter, Caroline Goodall, Alexei Sayle, Bob Goody, Carole Boyd, Robert Bathurst, Vanessa Redgrave, Geoffrey Hutchings
Estreno en España: 6 de octubre de 2006

Le damos un 5


Los ingredientes no han sido aprovechados al máximo por el realizador encargado de adaptar este título, convertido ya en clásico a pesar de llevar poco tiempo en las estanterías.

Hay ciudades con encanto natural en las que es muy fácil ambientar una historia de ficción y Venecia es una de ellas. A priori el 50% del trabajo ya está hecho, pero antes de que los cineastas se lleven las manos a la cabeza diremos que sin personajes y trama cuidada no hay nada.

Cornelia Funke lleva unos cuantos años dando excelentes muestras de literatura infantil y juvenil. Heredera de Michael Ende (La historia interminable, Momo) y C.S. Lewis (Las crónicas de Narnia) consigue exprimir el filón inagotable de las correrías de pandilla, en esta ocasión por calles y canales de la de por si mágica ciudad italiana y su desconocida laguna. A los niños les gusta imaginarse como pequeños aventureros así que con este título van a disfrutar mucho. Los adultos que les acompañen quizá algo menos, pero siempre se pueden entretener viendo Venecia.

No es que resulte demasiado aburrido este compendio entre síndrome de Peter Pan y reminiscencias a Robin Hood, pero el conjunto se presenta algo soso: el director se limita a hacer un perfecto trabajo de realización sin hacer algarabías y tampoco se esmera en dotar de gracia algunas secuencias que presuponen serlo. Y carrera tras carrera, hechizo por aquí y dilema moral por allá, los minutos se hacen demasiado largos.

En términos menos plásticos, y destacando de nuevo el posible interés entre los más pequeños, si que cumple esta producción con los principios que vieron nacer el proyecto: se trata de cine europeo trasnacional, con director germano –que trabaja de tanto en tanto-, actores ingleses y plan de rodaje a medias entre Venecia y Luxemburgo, donde se recrea parte de la ciudad de los canales.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicada en LaNetro.com.

Crítica: "Las partículas elementales"


Director: Oskar Roehler

Intérpretes: Moritz Bleibtreu, Christian Ulmen, Martina Gedeck, Franka Potente

Estreno en España: 6 de octubre de 2006


Le damos un 7,5

Llevar un libro al cine es fácil, hacerlo bien ya es más complicado. Como en todas las adaptaciones, debemos tomar la novela de Michael Houellebecq como producto distinto a esta interesante y franca cinta.

Es directa e incómoda porque presenta las cosas como son y la vida, por lo general, es muy dura. El experimento también resulta curioso porque su director juega con ideas y sentimientos más que con hechos.

No es el primero que lo hace por lo que el camino ya ha sido algo allanado en cuanto a obstáculos se refiere. Luchino Visconti consiguió trasladar a imágenes los paisajes de la mente creados por Thoman Mann con ocasión de Muerte en Venecia. Ejemplo a un lado, Roehler se agarra al existencialismo y al humor negro a la hora de manejar cuatro títeres deudores de las carencias o excesos de sus progenitores en un teatrillo realista.

Dos hermanos atípicos vuelven a tener contacto después de muchos años separados. Uno busca un cambio a su metódica rutina mientras el otro se lamenta de llevar una existencia sin hitos. Los dos siguen por caminos diferentes pero la suerte les sonríe en un momento determinado. El mensaje inherente es que ellos son responsables de su felicidad: sólo la tendrán si son capaces de no apartar la mirada y devolver el esbozo de mueca. El director nos plantea el mismo juego así que, por nuestro bien, no dejemos escapar la atención.

Al principio no sabes por dónde va la cosa, aunque luego entras con soltura en las cuatro vidas entrelazadas, deteniéndonos frente al personaje más complejo y débil, un ser que se ha dado cuenta de que lleva demasiado tiempo siendo infeliz. Con situaciones a medio camino entre el patetismo y la parodia, la película destila humor a partir de la naturaleza más ruda de las cosas. Dedicada a todos aquellos que piensan que al crecer se disipan los miedos y los problemas.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: "Los Borgia"

Director: Antonio Hernández


Intérpretes: Sergio Peris Mencheta, Lluís Homar, María Valverde, Paz Vega, Ángela Molina, Sergio Muñiz, Eloy Azorin, Roberto Álvarez, Linda Batista, Antonio Dechent, Roberto Enríquez, Diego Martín, Eusebio Poncela.


Estreno en España: 6 de octubre de 2006
Le damos un 6


Los artesanos del cine español vuelven a poner en liza su capacidad para realizar una digna producción capaz de cumplir con objetivos comerciales al tiempo que hace justicia al rigor histórico.


Ya que sabemos que podemos competir con Hollywood, lo único que falta es mayor implicación artística en ciertos títulos que parecen auspiciados sólo por la cuota de participación televisiva en nuestro cine.

Ahí está el hecho de que el director de Los Borgia se sumase al proyecto cuando ya iba encarrilado. Si funciona en pantalla, esto no tiene que ser un inconveniente, aunque al ser un trabajo de encargo, algo apresurado, no se nota su mano. En cambio sí se aprecian los años de oficio. Puede que vayamos por el camino de hacer grandes y costosas películas sin que eso influya en una pérdida de obras de autor: nada tiene de malo que tengamos al inteligente y creativo Hernández de En la ciudad sin límites y al metódico y diestro realizador de Los Borgia.

Las intenciones son mejores que el resultado final de este filme donde la alta calidad artística y técnica compensa un argumento enrevesado y acelerado, montado con el miedo de que se quedasen asuntos en el tintero. Su vigencia es un punto a favor: es un drama de corte histórico pero el mundo actual no se aleja demasiado de las intrigas y los valores de esta familia valenciana, más humana que la protagonista de la leyenda negra que inspira. Cinco siglos después, la religión sigue rigiendo nuestros designios e impulsa conflictos bélicos y mucho podríamos hablar de la ambición y las ansias de poder.

El recorrido de los personajes es largo y profundo, aunque cualquiera podría decir que con 140 minutos no tiene mérito. Todos conocemos cintas que se hacen eternas con menos duración e historias que no avanzan. El ritmo que le imprime el montaje contribuye a que no nos aburramos con este cuento renacentista alimentado con acción que presenta ciertas carencias en cuanto a la emoción.

Los intérpretes principales cumplen, aunque el catálogo de actores de reparto es demasiado extenso, induciendo a participar en juegos absurdos, prueba evidente de nuestra perdida de interés. Aún así se necesitan películas como ésta, complementarias a cualquier otra con características de producción y promoción similares y cercanas en el tiempo. Sirven para concienciarnos de que es posible que el cine español, en lugar de echarse piedras a su propio tejado, puede ofrecer productos (resaltamos el término productos) competitivos.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

miércoles, octubre 04, 2006

Crítica: "Volver"


Director: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Penélope Cruz, Lola Dueñas, Blanca Portillo, Carmen Maura, Yohana Cobo, Chus Lampreave
Estreno en España: 17 de marzo de 2006


Le damos un 8

No defrauda Almodóvar con este ejercicio de cine en estado puro, un relato costumbrista, vibrante y conciso, en el que rebosa el humor, y eso que habla de la muerte.

Deja el listón bien alto, recuperando un tono con el que impregnó títulos característicos de su primera etapa, quedando bien visible la autocita a ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, en concreto a la madre que viene a solucionar asuntos pendientes, y al humor ácido de Entre tinieblas.

Los planos de Almodóvar, estudiados al milímetro, suelen ser cuadros vivos. Pocas veces un plano concentra tanto como los primeros, con todas las mujeres del pueblo en el cementerio, adecentando las tumbas de cara al día de los difuntos. Las vestiduras de las hermanas protagonistas anticipan el acento colorista y luminoso que dominará todo el metraje, lleno como siempre de símbolos eternos en su filmografía (la maternidad, los hospitales, la vecina, etc.) y alguno nuevo, como la mesa camilla.

Nos regala un coro formado por seis personajes contundentes. Por medio de ellos dibuja a las mujeres que recuerda de su niñez en La Mancha, pero lejos de proponerles un fiel reflejo, las asimila y refunde, introduciéndolas en un relato redondo, sorprendente por sus portentosos giros. Entiéndase este apunte como todo lo contrario a los devaneos que le hicieron errar en La mala educación.

Muestra a sus personajes femeninos en toda su intensidad aunque un tanto idealizados, de ahí la soberbia interpretación de Penélope Cruz. Su rol ejerce de columna vertebral aunque ella pone mucho de su parte, dejando atrás su mejor trabajo hasta el momento, el de No te muevas. Consciente de que las marujas españolas tienen algún fleco o connotación peyorativa, Almodóvar ha convertido a Cruz en una casalinga italiana, un ama de casa con carácter y glamour, una mezcla entre la belleza racial de Sophia Loren y el porte atlético de Silvana Mangano.

La acompañan en sus viajes del pueblo a la ciudad -y viceversa- una cercana, y distante al mismo tiempo, Lola Dueñas, Chus Lampreave aprovechada al máximo y una correctísima Yohana Cobo que no se amohína ante tanto portento junto –su presencia en las situaciones surrealistas sirve de anclaje al lado más terrenal de Almodóvar-. Nos cansaremos de oír que Blanca Portillo, "ese animal cinematográfico", es el gran descubrimiento de Almodóvar para la pantalla grande. Lo cierto es que su aportación a la carrera de la actriz es similar a la que en su día hizo a la de Leonor Watling con Hable con ella (y Alejandro Amenábar a la de Dueñas con motivo de Mar adentro). Y no es otra cosa que apuntalar, con mucha destreza, el regreso al celuloide de una actriz que ya era grande en televisión y cine (no olvidemos El perro del hortelano y El color de las nubes) y, sobre todo, enorme en teatro.

Se reencuentra el manchego con las situaciones cotidianas pero llevadas a un extremo histriónico y muy divertido. Cuenta para ello con una de sus musas, con la que hizo sus seis primeras películas. El fructífero y agradecido trabajo de Carmen Maura otorga una dimensión especial, dejando en anécdota (o sueño surrealista, según se mire) una interpretación que en manos de otra actriz hubiera sido un tanto arriesgada.

Bajo una primera apariencia de fábula, Volver es un delicioso trozo de la vida real, un retrato con envidias, rencillas entre hermanas, rencores a flor de piel, luto, teléfonos móviles, zapatillas y rebequitas, muchas rebequitas. Un guiño a la España más tradicional, al barrio y al pueblo en el que hemos crecido la mayoría de nosotros.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Hablamos con Pedro Almodóvar.

Crítica de "Volver".

Avanzamos... "Volver".

Perfil de Carmen Maura.

Crítica: "V de Vendetta"

Director: James McTeigue
Intérpretes: Natalie Portman, Hugo Weaving, Stephen Rea, John Hurt

Estreno en España: 7 de abril de 2006

Le damos un 8

¿Quién dijo que un producto de entretenimiento no podía ser a su vez un trabajo interesante con carga social y crítica? Llega la revolución al cine comercial hecho en Hollywood.

Aunque es muy probable que V de Vendetta quede en un conato de película con compromiso que no renuncia a las líneas básicas de entretenimiento. Esta correcta versión de la novela gráfica creada en los 80 por Alan Moore (guionista) y David Lloyd (ilustrador) se empapa de una estética plástica sugerente y envolvente que nos lleva hasta un eficiente retrato del adiós a la libertad individual en un mundo imaginario anclado en la realidad. ¿Por qué será que no nos rechina lo suficiente que esta historia sobre tiranía y fanatismos esté ambientada en entornos reconocibles y terriblemente cercanos?

Alegato en pro del poder del pueblo y su levantamiento contra los gobiernos autoritarios, V de Vendetta tiene todos los visos para convertirse en filme de culto. 1984, de George Orwell, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, y en un tono más relajado, El show de Truman y El club de la lucha –que beben de ellas a su manera-, constituyen sus referentes. Otra de las patas de este filme tiene su origen en los retratos bélicos de opresores y oprimidos ambientados en la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial o las fuerzas rebeldes de algunos títulos de ciencia ficción. Y no olvidamos el valor simbólico de nombres como el de Evey (la Eva bíblica) y grafías: "V" de venganza, de valor, de victoria... También "5" en números romanos y la Quinta Sinfonía de Beethoven que tanto gusta al enmascarado.

Política y poética a partes iguales acentúan los ideales de una revolución hechos públicos a golpe de atentado contra los edificios representativos de un Londres gobernado con mano más dura que la de "la dama de hierro". El planteamiento nos lleva hasta un acertado punto de no retorno del que salen con soltura los hermanos Andy y Larry Wachowski. Imposible no avanzar con la vista puesta en el horizonte del cambio y es ese punto vitalista el que impregna de el relevo que V encuentra en Evey.

La emoción carente en el cómic se traslada al audiovisual mediante inteligentes secuencias que contrarrestan los efectos que provocan tanta violencia y oscuridad: un asesinato puede ser bello, al igual que un relato desgarrador de tortura puede ser narrado de manera cálida. Lo que ya no es tan bonito es el miedo que se inyecta en las sociedades occidentales que más allá de propugnar un estado fascista, fomenta una política del terror desde el miedo a lo desconocido, una estrategia que tan bien le funciona a algunos gobiernos de EE.UU. y a ciertos países soberanos de nuestra vieja Europa.

Quienes critican de manera negativa la película, ahondando en el uso desmesurado de la violencia para combatir una dictadura, deben saber que ya lo han hecho otros héroes. Aún así, esta es una historia acerca de ideales y no sobre personajes concretos a partir del enfrentamiento a unos miedos que paralizan toda capacidad de reacción. Aprender de la experiencia de los otros es otro de los mensajes latentes: el ejemplo a seguir es el enmascarado V, victima y villano que, sin ser el personaje central, condiciona la marcha del relato, condicionado por el desarrollo de otros dos ejes clave, el inspector Finch (Stephen Rea) y la joven Evey (Natalie Portman). Ambos realizan una honrosa interpretación que les lleva a su peculiar redención, al igual que Hugo Weaving (Matrix, El señor de los anillos), que dota a su criatura de una expresividad asombrosa a pesar de la máscara que le oculta el rostro, dándole consistencia propia.

En esta ocasión el fin justifica los medios, derribar símbolos para que no se empleen los miedos de las personas como mecanismos de control. Es hora de rebelarse contra la sumisión silenciosa y obediente y ponerse a favor de la idea que resume esta gran e intensa película (y más en los tiempos que corren): los gobiernos deberían temer al pueblo y no al revés. Por si aún lo dudan, debe ser vista. Para su protección.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: "Código 46"


Con 2 años de retraso llega esta cinta sobre virus empáticos y violaciones de códigos universales que encierra todo un tratado acerca del amor en un mundo deshumanizado.

A medio camino entre Gattaca –sobre élites e incompatibilidades- y Olvídate de mí –hay cierto paralelismo gracias a frases como ‘¿puedes amar a quien no recuerdas?’-, Código 46 supone otra muesca en la inclasificable filmografía del inglés Michael Winterbottom: no es la mejor ni la peor, es una película más, hecha con dominio de la(s) técnica(s) cinematográfica(s) e imperfecta en cuanto a su variopinta mezcla de géneros y la estructura que sigue.

Juega su carta precisamente a partir de esa combinación de cine negro y ciencia ficción. Además es creíble en cuanto a la cimentación de un mundo aún lejano pero tangible, sin marcianos ni robots, aferrándose a la ingeniería genética y las consecuencias de la clonación. Cinta futurista pero en una naturaleza perfectamente identificable donde los movimientos están controlados por estrictos mecanismos de seguridad impuestos en forma de seguros especiales, exponentes de la globalización que nos espera. En este sentido, pero más poético, el juego con el idioma –francés, italiano, iraní, español- es sólo un guiño anecdótico, aunque invita a ver la versión original.

El futuro está aquí, en las construcciones de asentamientos como Shangai y Dubai, donde la modernidad convive con la tradición... Las ciudades se muestran como oasis en un mundo árido del que sólo puedes salir con papeles. El cineasta no es ajeno a la problemática de la emigración y al control del Estado sobre el hombre; ya con una precisión diferente tocó el tema a través de En este mundo.

Volviendo a sus referentes –los literarios pasan por 1984 y Un mundo feliz- ahí está la cinta de Andrew Niccol protagonizada por Uma Thurman y Ethan Hawke, dos 'in-válidos' en un mundo donde sólo tienen opción de ascenso profesional los válidos; las diferencias entre los seres humanos quedan marcadas aquí por la separación ‘vivir dentro / estar fuera’. Como en Gattaca, Winterbottom trata la manipulación genética desde el thriller, con un detective, Tim Robbins, que se enamora del sujeto a investigar, el personaje interpretado Samantha Morton (la protagonista de Edén, de Amos Gitai, y En América, de Jim Sheridan) de la que sabe aprovechar su increíble fotogenia en primeros planos imposibles en otras actrices.

El escritor Frédéric Beigbeder dejó escrito que El amor dura tres años. En el cine, pocos han estado tan obsesionados por el tema como este joven pero prolífico director que a sus 44 años habla de dos seres con capacidad de amar entre sí, pero coartada por los mundos a los que pertenecen y un ADN que también se ocupa de que no se plantee un romance... ¿Revisión del clásico Romeo y Julieta? Dejémoslo en tratado acerca de la relación entre el sexo y el amor, un sentimiento que aquí dura lo que un seguro, escasas 24 horas.

Iconoclasta en su forma de hacer cine su estilo es, sin embargo, cada vez más personal e identificable. Su progresión le ha ido llevando a cierto desencantamiento ante el mundo, ahora más sosegado y con cierta melancolía que se ve en los ojos de sus dos actores, la misma que se respira en la música... Llegados a esta línea no está de más sugerir un paseo por su heterodoxo terreno: Besos de mariposa, Jude, Welcome to Sarajevo, Wonderland, 24 Hours Party People, 9 songs...

Sin decorados futuristas ni efectos especiales, basta echar un vistazo a nuestro alrededor: el futuro ya ha llegado.

Texto escrito por Daniel Galindo.

Crítica: "Bandidas"

bh

martes, octubre 03, 2006

Crítica: "World Trade Center"



Director: Oliver Stone


Intérpretes: Nicolas Cage, Michael Peña, Maria Bello, Maggie Gyllenhaal, Jude Ciccolella, Stephen Dorff, Armando Riesco, Jay Hernandez, Michael Shannon, Donna Murphy, Nicholas Turturro


Estreno en España: 29 de septiembre de 2006


Le damos un 5


Con las armas de la buena fotografía y la corrección dramática luchamos contra la idea de que hemos estado viendo un emotivo homenaje que no es más que un título menor de distribución televisiva.


Pasará a la historia por ser el primero de los muchos que vendrán sobre unos trágicos acontecimientos que, pasados por el tamiz del cine, pueden exaltar aún más el sentimiento patriótico de cualquiera. En esta guerra global entre el bien y el mal se trata de una especie de contraataque sentimental con final feliz incluido, correcto pero prescindible.

Hay tantas versiones de un hecho como protagonistas y testigos del mismo... Aquí se toman las de dos de los afortunados veinte seres humanos que padecieron bajo los escombros del complejo derruido. Sabemos que el emotivo ejercicio espeluznará a unos tanto como gustará a otros, aunque todos coincidamos en que los 129 minutos son excesivos.

Inevitables las comparaciones entre títulos sobre el 11-S, United 93 sería una angustiosa cuenta atrás. El desgarro es un sentimiento que se aprecia más en el sufrimiento de las familias de las víctimas que en los hechos en sí. Aún así alimenta el calado histórico de Oliver Stone, el que ha dejado entrever en casi todas sus películas del siglo pasado como cronista crítico de la Norteamérica reciente: la guerra de Vietnam, Fidel Castro, el caso Watergate, el asesinato de Kennedy, etc.

Su ánimo de conciencia revolucionaria se esfuma entre demasiado tufo patriota. Lejos de retratar la magnitud del atentado –que se suple con las reacciones de medio mundo e imágenes oníricas-, resulta intimista al colarse en la verdad de los supervivientes. Nos convierte en mirones aunque corre el riesgo de que dejen de interesarnos las penurias ajenas y mucho menos los aires nacionalistas de un personaje prototípico como el del marine que aparece en escena.

Es Stone un director necesario –no así este título- que en un atisbo de inteligencia opta por sintetizar y agilizar una introducción que nos sitúe en el inicio de la historia que conocemos. No se alarga ahí, cosa que es de agradecer, pero luego se recrea en algunas secuencias prescindibles de escombros y amagos de muertes. Aunque planee la óptica subjetiva, resulta más interesante el tratamiento de las desapariciones a kilómetros de distancia de lo que se conoce como ‘zona cero’: excelentes Maria Bello y Maggie Gyllenhaal, que contribuyen a que el simplista tributo a los héroes se disfrace de ejercicio realista.


Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.