sábado, enero 19, 2008

Crítica: XXY

Director: Lucía Puenzo
Intérpretes: Ricardo Darín, Inés Efron, Martín Piroyanski, Germán Palacios, Valeria Bertuchelli
Estreno en España: 11 de enero de 2008

Le damos un 7,5

Hay que salvar muchos escollos para que un relato acerca de un 'secreto' no quede en cúmulo de retazos cargados de sentimentalismo o mero panfleto sobre la búsqueda de la identidad.

Aunque es posible que por el título sepa de qué va la historia, no lo descubriremos nosotros: debe ser el propio espectador quien acompañe a Alex en su viaje adolescente, en este relato de iniciaciones y preguntas –veremos si resueltas- que, por suerte para nosotros, no se queda en el recurso de exprimir la anécdota facilona.

Es lo que plantea la directora desde el principio: que nos convirtamos en compañeros del camino que recorre el personaje protagonista, sin juicios de valor de por medio ni conjeturas innecesarias. No son necesarios los discursos, tampoco las teorías... Así es el relato de XXY, una exposición de hechos ruda y austera, sin alarde de medios pero rica en matices en todo caso.

Lucía Puenzo ha crecido entre latas de película y escritos, algunos de ellos convertidos en novelas o guiones. De su padre, responsable de títulos como La historia oficial y La puta y la ballena, ha aprendido el oficio, cómo hacer cine correcto, aunque ella ha aportado un enfoque más libre que escapa a los patrones típicos del cine, dando vía libre a una dualidad entre la concisión a la hora de narrar los hechos y el detenimiento en ciertos detalles, momentos sobrios que plasma con planos más pausados (y llenos de información).

XXY es la primera película para esta cineasta curtida en el trabajo de textos para ser dirigidos por otros y es cierto que puede pecar de un metraje descompensado, más que alargado. Aún así, el desequilibrio se compensa con el minucioso trabajo fotográfico que realza la interpretación de un reparto ecuánime y la apuesta por la idea de sugerir por encima de la acción de mostrar.

Si apuesta por esta película saldrá ganando porque, sin responder preguntas, no le dejará indiferente y podrá comprobar hasta qué punto fue merecido el Premio de la Semana de la Crítica en Cannes (justo, creemos) y es valedora de otros tantos reconocimientos, como el de ser la representante de su país, Argentina, en la carrera hacia el Oscar y uno de nuestros Premios Goya.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: La sombra del cazador

Director: Richard Shepard
Intérpretes: Richard Gere, Terrence Howard, Jesse Eisenberg, Diane Kruger, Joy Bryant
Estreno en España: 4 de enero de 2008


Le damos un 7,5

Con ironía y sentido crítico se puede realizar una interesante película que aborde un retazo de la barbarie provocada por la sinrazón humana, que campa a sus anchas sin que nadie pueda echarle el lazo.

Acostumbrados a un cine más comercial y con mucho más glamour, Richard Gere nos sorprende al apostar por esta cinta sobre criminales de guerra y codicias televisivas, que luego no serán tanto. También arriesga Richard Shepard al escribir y dirigir esta cinta temeraria por poner el dedo en el gatillo y no soltarlo, manteniéndonos en tensión durante toda la película.

Es difícil contar con humor un episodio enmarcado en un conflicto bélico. Aún así tenemos casos curiosos, como el de Tres reyes, que rescataba situaciones paródicas de la penúltima guerra en suelo iraquí. En esta ocasión ponemos el punto de mira en la Guerra en los Balcanes, en una anécdota que sustenta todo el metraje. El mundo de un corresponsal de guerra en debacle es lo que sirve para quitarle un poco de hierro al drama de los asesinos que siguen libres a pesar de órdenes de búsqueda y captura y sin que los que tienen el poder hagan nada o muy poco por detenerlos.

Desde Hollywood se acercan de manera tímida a la posibilidad de contar el otro lado de la historia oficial, aunque no siempre van a poder contar con George Clooney en títulos como Suriana… ¡Y ahí está Gere! Es el rostro más conocido de un reparto en el que tampoco pasa desapercibida Diane Kruger, ensalzada en este fresco que roza la parodia con momentos absurdos y, precisamente por eso, también brillantes. Y como curiosidad apuntan los responsables que en La sombra del cazador, sólo lo realmente ridículo es verdad.

Por cierto, ¿cómo es posible que un periodista venido a menos encuentre al tipo más buscado por la CIA, la OTAN, la Unión Europea y el Tribunal de La Haya? Esta es una de las preguntas que lanza el avispado Richard Shepard en este inteligente ejemplo de cine comprometido, entretenido y ácido, una panorámica que nos muestra hasta qué punto en todos los conflictos bélicos ocurren cosas y lo que vemos, si es que lo vemos, dista mucho de la realidad.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Caramel

Director: Nadine Labaki
Intérpretes: Nadine Labaki, Yasmine Al Masri, Joanna Moukarzel, Gisèle Aouad, Adel Karam, Siham Haddad, Aziza Semaan, Fatme Safa
Estreno en España: 18 de enero de 2008

Le damos un 7

Con calidez y serenidad se puede elaborar la receta más deliciosa que da como resultado un plato delicioso con la curiosa facultad de dejar un regusto amargo y dulce al mismo tiempo.

Para ir del tópico a lo menos trivial sólo hay que saber darle forma a los ingredientes adecuados y dejarlos reposar en la memoria para que el buen sabor se nos repita de cuando en cuando. Todos esos símiles culinarios dan idea del interés que suscita esta modesta y atrevida cinta que no deberían dejar de ver.

No se puede establecer un paralelismo férreo entre ellas, pero si no vio en su día la película francesa Venus, salón de belleza puede resarcirse ahora entrando en la peluquería que monta Nadine Labaki, un centro de reunión social en el que cinco mujeres, diferentes entre sí, dejan aflorar sus sentimientos y secretos, en definitiva, una curiosa forma, sutil y con un toque de sensualidad, de dar pinceladas acerca de la situación de la mujer en Líbano.

Entre esas cuatro paredes es posible encarar sin tapujos los cinco grandes temas en torno a los que gira su mundo, cercano e íntimo: libertad, amistad, hombres, sexo y maternidad. Aprovechando el impacto estético que propone la directora y estableciendo una metáfora con el color del caramelo, que no llega a ser marrón ni amarillea del todo, Caramel está a medio camino entre el toque dulzón y melancólico y el bofetón amargo.

La joven responsable de hacer el esbozo de este trozo de vida pintado con una paleta de tonos mediterráneos demuestra que, además de ser buena maquilladora –sabe tapar los defectos con una capa de detalles-, sabe dar puntada al entramado de retales, o pequeñas historias, que conforman el traje de Caramel. Más de un cineasta exaltado debería aprehender la filosofía de andar por casa que propone Nadine Labaki en un metraje que nos va llevando, de manera pausada, por los dominios de un grupo de féminas con sus problemas y virtudes, sin dejar de lado cierto compromiso político.

Y lo más curioso de todo es que se muestra una realidad de lo más sosegada en uno de los países más revueltos, aunque, por otro lado, esa es la grandeza de esta cinta en la que se pone en la palestra los dilemas por los que atraviesa la mujer sin hacer la mínima referencia explícita a la guerra civil que sumió al país durante 25 años ni a conflictos bélicos más recientes. Porque, sin dejar de lado los grandes problemas, otro cine es posible.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Across the universe

Director: Julie Taymor
Intérpretes: Evan Rachel Wood, Jim Sturgess, Joe Anderson

Estreno en España: 4 de enero de 2008

Le damos un 6,5

Despiece del All you need is love en 133 minutos o cómo contar una historia de amor, amistad y ansias de libertad con ayuda de 33 canciones de los chicos a los que Liverpool se les quedó pequeño.

Que nadie se lleve a equívocos: este musical blandito no narra las peripecias de los Beatles sino que cuenta un relato que sirve de excusa para homenajear, a ellos y a un tiempo pasado, a través de sus canciones. De paso, además de lanzar críticas nada sutiles, el género musical cobra de nuevo fuerza con esta tragicomedia que a veces roza la parodia y otras se queda en mera presentación de retales de vida ambientados en los años sesenta.

¿Por qué cuando algo se sale de lo normal lo llamamos experimento? Julie Taymor no experimenta sino que va a lo seguro: toma canciones conocidas, busca un relato capaz de entroncar con la juventud y los que añoran -o simplemente recuerdan- épocas pasadas y lo enmarca en una de las décadas más convulsas y a su vez pródigas en reivindicaciones de todo tipo. El resultado es un largometraje sencillo y entretenido donde el contenido está al servicio de la forma. Aún así hará las delicias del espectador ávido de curiosidades, detalles y cameos.

Con un cuidado entramado visual de fondo, los casi desconocidos intérpretes dan el do y se muestran al tiempo convincentes: hacen creíble una trama que está condicionada, y mucho, por las letras de las canciones escogidas, que no hacen sino resaltar el ambiente de contracultura perseguida, explosión orgásmica y desenfreno delicioso. Y reiteramos aquí las posibilidades de los recursos sensoriales y efectistas aprovechados por la cineasta, muy cercanos a los efectos de sustancias psicotrópicas y alucinógenas.

La directora de Titus y Frida quiso fomentar el buen rollo generalizado aún pecando de simplona. Quizás eso llegue a pesar demasiado en cuanto a lo estrictamente cinematográfico, lastrando un metraje que parece un hilvanado de tejidos y retales varios y que a su vez acaba alargándose demasiado para los detractores del género, aunque a los que conecten con su filosofía siempre le resultará insuficiente.

Esto va para unos y otros: Across the Universe entroncará con esas películas de las que sales con el ánimo subido... Sólo hay que esperar a que los puristas no arremetan contra el cine visual, y por momentos vacío, de Taymor y que los fans de los Beatles no pongan el grito en el cielo con ciertas adaptaciones hechas, eso sí, desde el respeto.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.