domingo, febrero 10, 2008

Crítica: Conociendo a Jane Austen

Director: Robin Swicord
Intérpretes: :María Bello, Emily Blunt, Kathy Baker, Amy Brenneman, Maggie Grace, Jimmy Smits
Estreno en España: 8 de febrero de 2008


Le damos un 5,5

¿Qué faltan ideas para elaborar el típico pastelón hollywoodiense que aborde temas como el miedo a la soledad y los anhelos de toda mujer madura? Eche mano a los clásicos y destrípelos a su antojo.

Diseccione la obra de una autora y, con algo de espíritu crítico –tampoco es necesario mucho-, saque su propia moralina: nadie pondrá objeciones a su tesis, sobre todo en este mundo dominado por el ocio de consumo rápido y, casi siempre, falto de sustancia.


En Estados Unidos se lleva mucho eso de hacer corrillos para analizar el contenido de un libro, vean si no la serie Perdidos, que en sí misma es una continua toma de conciencia literaria. No ganará el Premio de Fomento a la Lectura, pero la debutante en la dirección Robin Swicord, que venía de hacer guiones como las adaptaciones de Mujercitas y Memorias de una geisha, pone su granito de arena a esta sociedad cuasi-analfabeta. Como es –o se cree- más lista que nadie, demuestra que no sólo se ha leído Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad–o ha visto las adaptaciones-, sino que se asombra de haber hallado en la narrativa de Austen las claves para, desde la autocrítica, cambiar nuestras vidas.


Después de todo este rollo que me he soltado no crean que estamos ante la propuesta sesuda del año: detrás del análisis de seis libros de Austen –suena mejor como título- se esconde la típica colección de topicazos 'made in America' puestos en tela de juicio por una mujer que se esfuerza por aparcar el punto de vista femenino incluyendo en este club de lectura a un hombre que, como todos (Swicord dixit), sólo se mueve siguiendo su instinto.

Como entretenimiento funciona, sobre todo si el espectador no se deja inocular por el virus de la moralina, presente a lo largo de todo el forzado argumento.... Que salga con una sobredosis de azúcar ya es otra cosa: aunque el telón de fondo esté pintado por la inestabilidad emocional, el poso de amargura y los sueños por cumplir, no hay nada como una pátina de azúcar glass para suavizar el trago.

¿Qué creían? ¿Que iba a faltar en esta película un final feliz? Bueno, no nos adelantemos porque seguro que piensa ver esta propuesta facilona, sobre todo después de una jornada dura... Ya sabemos que la vida no es así, pero siempre está la pobre chica lesbiana para que reciba el guantazo de realidad.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Astérix en los Juegos Olímpicos

Director: Frédéric Forestier y Thomas Langmann
Intérpretes: Gérard Depardieu, Clovis Cornillac, Benoit Poelvoorde, Alain Delon, Vanessa Hessler, Stéphane Rousseau, Jean-Pierre Cassel, Santiago Segura, José García
Estreno en España: 8 de febrero de 2008

Le damos un 5

Si ha crecido con las aventuras del pequeño galo, piénselo dos veces antes de sacar entrada. Si tiene niños, ya es otra cosa, aunque no pase por alto el nivel de exigencia del público infantil.

Desde Francia salió en 1999 la avanzadilla de Astérix y Obélix contra el César con el objetivo de conquistar el gusto del público del Viejo Continente. Pasó unos muy poco estrictos controles de calidad aunque hizo buena caja, al menos en Francia. Eso animó a los productores a mandar, tres años después, a nuestros queridos personajes a Egipto en Misión Cleopatra. Ahora bien, que la taquilla reventase en esas dos ocasiones no quiere decir que tengamos que sufrir una saga interminable.

Muchos, caso de la gran Monica Bellucci, ven lejana su participación en alguna de estas aventuras; a otros (Fernando Tejero, Mónica Cruz) les han apeado del proyecto en marcha, cuando los fotogramas pasaron por la mesa de montaje. A decir verdad, a nadie se echa en falta en esta película cuyo metraje puede resultar algo alargado y reiterativo para los más pequeños y que, para los adultos que deban ejercer de acompañantes, puede ser más llevadero si se anima a contar los cameos insertados y a suponer detrás de qué rostro se esconde el actor José García (El 7º día, de Carlos Saura)... No hay más donde rascar.

Vista como producto la mezcla resulta avispada, aunque no inteligente: uno de los cómic más atractivos del mundo de Astérix para llevar a imágenes (junto con el de las doce pruebas) convertido en superproducción europea –rodada en la alicantina Ciudad de la Luz- y destinada a satisfacer la demanda del público más joven y, quizás, menos crítico con el siempre controvertido concepto de la adaptación cinematográfica. Ahí está por ejemplo la continúa parodia de sí mismo que realiza Alain Delon, ¡oh César!

Seguro que es de los que echa en falta mayor fidelidad a los padres de la criatura, René Goscinny y Albert Uderzo, y menos dosis de efectos especiales y gracietas al hilo de la actualidad -eso incluye la colección de estrellas del deporte-... Si es de los míos, sepa que siempre puede recurrir a los largometrajes de animación basados en estos belicosos galos y los locos romanos, los de siempre.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

domingo, febrero 03, 2008

Crítica: Savage Grace

Director: Tom Kalin
Intérpretes: Julianne Moore, Stephen Dillane, Eddie Redmayne, Elena Anaya, Belén Rueda, Unax Ugalde, Simón Andreu
Estreno en España: 25 de enero de 2008


Le damos un 3

Esta recreación del drama de la familia 'de la baquelita' no es más que un folletín mal concebido, más cercano a lo endeble que a un relato sólido. Eso sí, Julianne Moore, como siempre, salvable.

No sé ustedes, pero yo estoy aburrido de la pretensión de algunos por no dejar indiferente a nadie... Que los desequilibrados personajes en los que está basado este relato novelesco tuviesen un cacao mental puede ser, hasta cierto punto, algo lógico e interesante para mostrar. Desde luego, los matices y dobleces son enriquecedores a la hora de hacer una película, pero que el director del mejunje –por cierto, nada barato- no tenga claro cómo contarlo, es algo que pesa como una losa.

El amigo Tom Kalin saltó a la palestra con un título clave en el New Queer Cinema, algo que me tuvieron que explicar –es la escisión más gay del movimiento independiente surgido en los noventa-. Entendido esto cuesta menos averiguar el porqué del cambio de rumbo del cineasta apasionado por desenterrar los secretos de la mente criminal y las historias fuera de lo común aunque curiosas por ser del todo reales. También es cierto que no vira demasiado el cineasta de Swoon, porque le va eso de llevar tabúes a la pantalla.

Ese reto es digno de mencionar aunque de pretensiones no se vive: no importa que se vean escenas sexuales explícitas que atenten contra nuestro pudor, resulta hasta cierto punto interesante ver cómo los intérpretes intentan desenvolverse en terrenos farragosos, pero falla el armazón, el esbozo de los personajes y las relaciones entre ellos. Es una pena, sobre todo para los que han dejado su impronta en esta película y los que esperaban algo más acerca de este episodio sobre la decadencia de la clase alta en caída libre, que siempre gusta ver en pantalla grande.

Si de algo sirve esta propuesta es para poner de manifiesto que a España pueden venir desde fuera a hacer cine: en Barcelona se recrean localizaciones tan dispares entre si como París, Londres, Nueva York y Mallorca –en Cadaqués sí que rodaron de verdad. Son lugares por los que pasan los herederos del creador de la baquelita, la familia Baekeland, desquiciada, sí, pero con espíritu aventurero o, mejor dicho, escapista. Por cierto, sólo son efluvios ilusorios, ya que, perderse por el jardín de casa, por muy grande que sea, emoción no tiene. Igual que esta película.


Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Hula girls

Director: Lee Sang-il
Intérpretes: Eri Tokunaga, Etsushi Toyokawa, Ittoku Kishibe, Shizuyo Yamazaki
Estreno en España: 25 de febrero de 2008


Le damos un 6

Simpática resulta esta incursión en el mundo de la minería japonesa reconvertido en parque de atracciones hawaiano… ¿Insólito? Dejémoslo en curiosa iniciativa que recuerda a El club de los poetas muertos.

El calificativo amable puede conllevar, en su relación con el cine, diferentes acepciones: una película amable puede ser obviable, del montón o, simplemente, insulsa. Releyendo lo escrito, parece que en el término ‘amable’ sólo encontramos connotaciones negativas. En fin, esta película es –y siento repetirme- amable. Lo comprobará si es de los que deciden ir al cine.

La propuesta, a priori, es entretenida: imagine lo que es ver a un montón de hijas de mineros con los atuendos idóneos para echarse un bailecito hawaiano en el frío norte de Japón. Con eso está todo dicho, ahora les toca opinar si el argumento planteado es creíble o no, aunque he de decirles que detrás del Parque Hawaiano de Joban hay una historia real.

Antes mencionamos El club de los poetas muertos, no queremos que se nos queden atrás otros títulos con el ‘todos a una’ por bandera, caso de Tormenta blanca, y con ese ejemplo –prepárense para ciertos empachos- seguro que imaginan por donde van los tiros: el honor, el poder de los sueños, la figura de un ‘alma mater’, el anhelo de labrarse un camino distinto al marcado…

Este viaje de la minería al hula pasa de puntillas por todos estos aspectos, aunque hay un enfoque mayor sobre el peso de la tradición frente a los aires livianos del futuro inmediato. En cine es algo que queda muy bien y esta cinta es, por encima de todo, muy atractiva en términos visuales y, porqué no decirlo, también en términos comerciales.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Mal gesto

Crítica realizada por Daniel Galindo y emitida en De Película, de Radio 1.

Crítica: Hacia rutas salvajes

Director: Sean Penn
Intérpretes: Emile Hirsch, Marcia Gay Harden, William Hurt, Hal Holbrook, Catherine Keener, Jena Malone, Kristen Stewart, Vince Vaughn, Brian Dierker
Estreno en España: 25 de enero de 2008


Le damos un 7,5

Confirmado como director preciso, con estilo propio para contar las cosas, Sean Penn propone un relato sencillo aunque de proporciones épicas, más por lo que cuenta que por falsas pretensiones de grandeza.

Dicen que para ahondar en los grandes asuntos que preocupan al ser humano tan sólo hay que mirar dentro de uno mismo. Lo de la búsqueda de la verdad y la propia identidad es ya casi un género en toda regla en la literatura, en el cine… Ahora este título aúna ambos formatos –podíamos incluir aquí el musical, gracias a la magnífica banda sonora-, aunque el best-seller pasa a convertirse en cine de semi-autor.

El actor metido a cineasta abandona el drama urbano al que nos tenía acostumbrado y se decanta por una historia que pide bellas panorámicas, planos arriesgados y tomas en las que el tiempo parece detenerse... ¿Demasiado idílico para la historia tan dura que nos presenta? Puede ser, ahora bien, no importa que una historia tan cruda, la del camino de la superación que emprende un joven perdido, cuente con un envoltorio sugerente, el problema es que a veces uno se olvida del drama que sufre el personaje con la inclusión de efectos visuales como la escritura en pantalla.

Una de las apuestas de esta producción fue el joven actor Emile Hirsch, curtido en series de televisión y cortas apariciones en la pantalla grande. Consigue impregnar de verdad un personaje que podría haberse extraviado entre tanta ínfula literaria de la que puede pecar un soliloquio, pero Penn resuelve la papeleta con un montaje que, no siendo del todo ágil, alivia por momentos –a pesar de que esta historia pide a gritos dos horas de nuestro tiempo, al menos 120 minutos de concentración y evasión de la realidad-.

Hablando de metraje, la película sólo tiene unas cuantas pegas: que se alargue en determinadas etapas del viaje; que el protagonista recuerde a Leonardo DiCaprio –de esto no tiene culpa el pobre-; que la acción se descompense debido a que lo visual se imponga a lo narrativo; y que, en términos generales, la cinta vea mermada sus cualidades por un montón de críticos que la califiquen como obra comprometida, filosófica o iniciática… ¡Nada de eso! Hacia rutas salvajes no es más que una elección de vida, una lección de cine.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Déjate caer

Director: Jesús Ponce
Intérpretes: Iván Massagué, Darío Paso, Juanfra Juárez, Pilar Crespo, Mercedes Hoyos, Isabel Ampudia
Estreno en España: 1 de febrero de 2008


Le damos un 7


El que nos legó la excelente 15 días contigo demuestra que es un minucioso ilustrador de paisajes urbanos poblados por seres anónimos que representan a buena parte de nosotros.

No cuesta identificarse con quienes aquí, simplemente, no son: ni adultos ni niños, ni parados ni trabajadores, ni estudiantes, ni delincuentes, ni gente honrada... Jesús Ponce lo tiene muy claro: es tan sencillo como que no son.

El esbozo es acertado, la cámara atina con el encuadre pero, siendo puntillosos, algo ocurre con esta cinta: puede que sea el hecho de que no nos resulte redonda por culpa de un metraje un tanto lineal, a falta de algún giro muy necesario en la historia, un aliento que debería llegar antes de los 'se esperaba', los hechos que precipitan el desenlace previsible. Aún así, en esos ya-no-tan-jóvenes, representantes de una generación indefinida, se ve que hay vertido un concienzudo trabajo para que nada resulte azaroso.

Nada de etiquetas ni pretensiones de cimentar un movimiento cinematográfico que no existe (aunque tampoco estaría mal)... Lo de 'neorrealismo andaluz' que lo acuñen otros, eso sí, la tercera propuesta de Ponce –la segunda, si obviamos el trabajo de encargo que fue Skizo- mantiene paralelismos con un buen número de cintas que, curiosamente, se han rodado en Andalucía y muestran, tampoco esto es anecdótico, una realidad social extrapolable a otras demarcaciones aunque, créanme, son cuadros característicos del Sur.

Conste que quien suscribe estas palabras es andaluz, por eso no hay ningún decoro a la hora de afirmar que nada chirría en lo que relata Ponce por medio de un coro de personajes bien definidos. El cineasta consigue como pocos hacer esbozos que, apoyados en una interpretación rigurosa, realista y sensata, arman el esqueleto de una cruda aunque interesante panorámica que completa las ya trazadas por títulos también destacables, como Carlos contra el mundo y 7 vírgenes.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Juno

Director: Jason Reitman
Intérpretes: Ellen Page, Michael Cera, Jennifer Garner, Jason Bateman, Allison Janney, J.K. Simmons, Olivia Thirlby
Estreno en España: 1 de febrero de 2008


Le damos un 8

Un personaje real de un cómic realista, interpretado por una acertada Ellen Page en este simpático e incontestable relato de iniciación, compuesto por retales de un traje elegante, aunque con ánimo de destacar.

Lúcida y divertida, Juno es la 'otra comedia adolescente', la que no deja en mal lugar a los jóvenes, resulta más real –a pesar de la abrumadora carga presuntuosa de los diálogos-, convence con su mezcla de tono agridulce y picante y, sobre todo, sorprende.

Que nadie le ponga la etiqueta de producto 'indie', en la senda de Pequeña Miss Sunshine, porque eso no puede más que lastrar el devenir de esta atípica cinta. Lo de atípica viene por ser deliciosa y acertadamente irreverente –algo menos que Ghost World, por situarla en algún punto- en una época en la que sólo de cuando en cuando se atisba un oasis en medio de un desierto lleno de arena insulsa.

El personaje de Juno y sus problemas –y su capacidad, o no, para resolverlos- articula un relato sazonado con un toque justo de amargura y en el se saborean ciertas gotas de brillantez. El plato, un entrante sustancioso y original, se presenta salpicado por muestras de una galería de seres un tanto estereotipados aunque idóneos para sustentar el viaducto entre los dos mundos por los que transita Juno en el camino que va desde la inmadurez lógica y aprehendida, hasta la tierra en la que, o eres adulto... ¡o eres adulto!

Nuestra compañera de viaje tiene ese halo atractivo de chica sabionda, un punto repelente –muy seductor, por cierto- al creerse un tanto superior, aunque presuma de no hacérnoslo creer... Por eso y muchas otras razones, Ellen Page está exultante en un personaje creíble, mucho más que el de la 'lolita-caperucita' de Hard Candy, que resultaba algo forzado –exigencias de guión, por supuesto-. Hay que apuntar que no son comparables estos loables trabajos: en Juno, el personaje de Page -con un sentido de la ironía mucho más trabajado- recuerda a la niña que fue Natalie Portman en Beautiful girls y maduró hasta convertirse en la protagonista de Garden State (Algo en común).

Jasón Reitman, director de la curiosa Gracias por fumar, y Brook Busey-Hunt (alías Diablo Cody), ex stripper y voz de línea erótica metida a escritora, han acertado con esta mirada a la aventura de crecer. Nadie considerara Juno un trabajo al uso, sino una demoledora fábula sobre intensidades y caminos que, aunque más largos, son más llamativos y enriquecedores que los atajos comunes. En definitiva, estamos ante una propuesta que echa sal a eso de que la vida te juega malas pasadas, algo que tampoco es que nos coja de improviso. Ahora bien, que la gracia de la vida está en vivirla con intensidad, siendo un poco insolente si te dejan, lo sabemos, aunque pocos se atreven a ponerlo en práctica.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

sábado, enero 19, 2008

Crítica: XXY

Director: Lucía Puenzo
Intérpretes: Ricardo Darín, Inés Efron, Martín Piroyanski, Germán Palacios, Valeria Bertuchelli
Estreno en España: 11 de enero de 2008

Le damos un 7,5

Hay que salvar muchos escollos para que un relato acerca de un 'secreto' no quede en cúmulo de retazos cargados de sentimentalismo o mero panfleto sobre la búsqueda de la identidad.

Aunque es posible que por el título sepa de qué va la historia, no lo descubriremos nosotros: debe ser el propio espectador quien acompañe a Alex en su viaje adolescente, en este relato de iniciaciones y preguntas –veremos si resueltas- que, por suerte para nosotros, no se queda en el recurso de exprimir la anécdota facilona.

Es lo que plantea la directora desde el principio: que nos convirtamos en compañeros del camino que recorre el personaje protagonista, sin juicios de valor de por medio ni conjeturas innecesarias. No son necesarios los discursos, tampoco las teorías... Así es el relato de XXY, una exposición de hechos ruda y austera, sin alarde de medios pero rica en matices en todo caso.

Lucía Puenzo ha crecido entre latas de película y escritos, algunos de ellos convertidos en novelas o guiones. De su padre, responsable de títulos como La historia oficial y La puta y la ballena, ha aprendido el oficio, cómo hacer cine correcto, aunque ella ha aportado un enfoque más libre que escapa a los patrones típicos del cine, dando vía libre a una dualidad entre la concisión a la hora de narrar los hechos y el detenimiento en ciertos detalles, momentos sobrios que plasma con planos más pausados (y llenos de información).

XXY es la primera película para esta cineasta curtida en el trabajo de textos para ser dirigidos por otros y es cierto que puede pecar de un metraje descompensado, más que alargado. Aún así, el desequilibrio se compensa con el minucioso trabajo fotográfico que realza la interpretación de un reparto ecuánime y la apuesta por la idea de sugerir por encima de la acción de mostrar.

Si apuesta por esta película saldrá ganando porque, sin responder preguntas, no le dejará indiferente y podrá comprobar hasta qué punto fue merecido el Premio de la Semana de la Crítica en Cannes (justo, creemos) y es valedora de otros tantos reconocimientos, como el de ser la representante de su país, Argentina, en la carrera hacia el Oscar y uno de nuestros Premios Goya.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: La sombra del cazador

Director: Richard Shepard
Intérpretes: Richard Gere, Terrence Howard, Jesse Eisenberg, Diane Kruger, Joy Bryant
Estreno en España: 4 de enero de 2008


Le damos un 7,5

Con ironía y sentido crítico se puede realizar una interesante película que aborde un retazo de la barbarie provocada por la sinrazón humana, que campa a sus anchas sin que nadie pueda echarle el lazo.

Acostumbrados a un cine más comercial y con mucho más glamour, Richard Gere nos sorprende al apostar por esta cinta sobre criminales de guerra y codicias televisivas, que luego no serán tanto. También arriesga Richard Shepard al escribir y dirigir esta cinta temeraria por poner el dedo en el gatillo y no soltarlo, manteniéndonos en tensión durante toda la película.

Es difícil contar con humor un episodio enmarcado en un conflicto bélico. Aún así tenemos casos curiosos, como el de Tres reyes, que rescataba situaciones paródicas de la penúltima guerra en suelo iraquí. En esta ocasión ponemos el punto de mira en la Guerra en los Balcanes, en una anécdota que sustenta todo el metraje. El mundo de un corresponsal de guerra en debacle es lo que sirve para quitarle un poco de hierro al drama de los asesinos que siguen libres a pesar de órdenes de búsqueda y captura y sin que los que tienen el poder hagan nada o muy poco por detenerlos.

Desde Hollywood se acercan de manera tímida a la posibilidad de contar el otro lado de la historia oficial, aunque no siempre van a poder contar con George Clooney en títulos como Suriana… ¡Y ahí está Gere! Es el rostro más conocido de un reparto en el que tampoco pasa desapercibida Diane Kruger, ensalzada en este fresco que roza la parodia con momentos absurdos y, precisamente por eso, también brillantes. Y como curiosidad apuntan los responsables que en La sombra del cazador, sólo lo realmente ridículo es verdad.

Por cierto, ¿cómo es posible que un periodista venido a menos encuentre al tipo más buscado por la CIA, la OTAN, la Unión Europea y el Tribunal de La Haya? Esta es una de las preguntas que lanza el avispado Richard Shepard en este inteligente ejemplo de cine comprometido, entretenido y ácido, una panorámica que nos muestra hasta qué punto en todos los conflictos bélicos ocurren cosas y lo que vemos, si es que lo vemos, dista mucho de la realidad.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Caramel

Director: Nadine Labaki
Intérpretes: Nadine Labaki, Yasmine Al Masri, Joanna Moukarzel, Gisèle Aouad, Adel Karam, Siham Haddad, Aziza Semaan, Fatme Safa
Estreno en España: 18 de enero de 2008

Le damos un 7

Con calidez y serenidad se puede elaborar la receta más deliciosa que da como resultado un plato delicioso con la curiosa facultad de dejar un regusto amargo y dulce al mismo tiempo.

Para ir del tópico a lo menos trivial sólo hay que saber darle forma a los ingredientes adecuados y dejarlos reposar en la memoria para que el buen sabor se nos repita de cuando en cuando. Todos esos símiles culinarios dan idea del interés que suscita esta modesta y atrevida cinta que no deberían dejar de ver.

No se puede establecer un paralelismo férreo entre ellas, pero si no vio en su día la película francesa Venus, salón de belleza puede resarcirse ahora entrando en la peluquería que monta Nadine Labaki, un centro de reunión social en el que cinco mujeres, diferentes entre sí, dejan aflorar sus sentimientos y secretos, en definitiva, una curiosa forma, sutil y con un toque de sensualidad, de dar pinceladas acerca de la situación de la mujer en Líbano.

Entre esas cuatro paredes es posible encarar sin tapujos los cinco grandes temas en torno a los que gira su mundo, cercano e íntimo: libertad, amistad, hombres, sexo y maternidad. Aprovechando el impacto estético que propone la directora y estableciendo una metáfora con el color del caramelo, que no llega a ser marrón ni amarillea del todo, Caramel está a medio camino entre el toque dulzón y melancólico y el bofetón amargo.

La joven responsable de hacer el esbozo de este trozo de vida pintado con una paleta de tonos mediterráneos demuestra que, además de ser buena maquilladora –sabe tapar los defectos con una capa de detalles-, sabe dar puntada al entramado de retales, o pequeñas historias, que conforman el traje de Caramel. Más de un cineasta exaltado debería aprehender la filosofía de andar por casa que propone Nadine Labaki en un metraje que nos va llevando, de manera pausada, por los dominios de un grupo de féminas con sus problemas y virtudes, sin dejar de lado cierto compromiso político.

Y lo más curioso de todo es que se muestra una realidad de lo más sosegada en uno de los países más revueltos, aunque, por otro lado, esa es la grandeza de esta cinta en la que se pone en la palestra los dilemas por los que atraviesa la mujer sin hacer la mínima referencia explícita a la guerra civil que sumió al país durante 25 años ni a conflictos bélicos más recientes. Porque, sin dejar de lado los grandes problemas, otro cine es posible.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Across the universe

Director: Julie Taymor
Intérpretes: Evan Rachel Wood, Jim Sturgess, Joe Anderson

Estreno en España: 4 de enero de 2008

Le damos un 6,5

Despiece del All you need is love en 133 minutos o cómo contar una historia de amor, amistad y ansias de libertad con ayuda de 33 canciones de los chicos a los que Liverpool se les quedó pequeño.

Que nadie se lleve a equívocos: este musical blandito no narra las peripecias de los Beatles sino que cuenta un relato que sirve de excusa para homenajear, a ellos y a un tiempo pasado, a través de sus canciones. De paso, además de lanzar críticas nada sutiles, el género musical cobra de nuevo fuerza con esta tragicomedia que a veces roza la parodia y otras se queda en mera presentación de retales de vida ambientados en los años sesenta.

¿Por qué cuando algo se sale de lo normal lo llamamos experimento? Julie Taymor no experimenta sino que va a lo seguro: toma canciones conocidas, busca un relato capaz de entroncar con la juventud y los que añoran -o simplemente recuerdan- épocas pasadas y lo enmarca en una de las décadas más convulsas y a su vez pródigas en reivindicaciones de todo tipo. El resultado es un largometraje sencillo y entretenido donde el contenido está al servicio de la forma. Aún así hará las delicias del espectador ávido de curiosidades, detalles y cameos.

Con un cuidado entramado visual de fondo, los casi desconocidos intérpretes dan el do y se muestran al tiempo convincentes: hacen creíble una trama que está condicionada, y mucho, por las letras de las canciones escogidas, que no hacen sino resaltar el ambiente de contracultura perseguida, explosión orgásmica y desenfreno delicioso. Y reiteramos aquí las posibilidades de los recursos sensoriales y efectistas aprovechados por la cineasta, muy cercanos a los efectos de sustancias psicotrópicas y alucinógenas.

La directora de Titus y Frida quiso fomentar el buen rollo generalizado aún pecando de simplona. Quizás eso llegue a pesar demasiado en cuanto a lo estrictamente cinematográfico, lastrando un metraje que parece un hilvanado de tejidos y retales varios y que a su vez acaba alargándose demasiado para los detractores del género, aunque a los que conecten con su filosofía siempre le resultará insuficiente.

Esto va para unos y otros: Across the Universe entroncará con esas películas de las que sales con el ánimo subido... Sólo hay que esperar a que los puristas no arremetan contra el cine visual, y por momentos vacío, de Taymor y que los fans de los Beatles no pongan el grito en el cielo con ciertas adaptaciones hechas, eso sí, desde el respeto.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.