sábado, junio 30, 2007

Crítica: Nuevo Mundo

Director: Emanuele Crialese
Intérpretes: Vincenzo Amato, Charlotte Gainsbourg, Aurora Quatrocchi, Francesco Casisa, Filippo Pucillo

Estreno en España: 15 de junio de 2007

Le damos un 8,5

Como si de Homero se tratase, el director de Respiro presenta una loable producción que le tuvo que dar más de un quebradero de cabeza. Al final, todo esfuerzo tiene su recompensa.

Los viajes siempre hacen mella en el individuo. Esa muesca vital puede ser más o menos profunda, en función de la carga –emocional o física-, los compañeros de andanzas, el coste que conlleva, las ilusiones depositadas en lo que es algo más que un trayecto...

Lleva a Ítaca siempre en tu pensamiento, llegar a ella es tu destino. No apresures el viaje, mejor que dure muchos años... Que le digan esto a los personajes que dibuja Emanuele Crialese, una suerte de pequeños héroes mediterráneos que afrontan el éxodo más duro de su vida, el que a comienzos del siglo XX llevó a millones de europeos a Estados Unidos: algunos consiguieron franquear las puertas de tan ansiado paraíso, otros sucumbieron en el intento de hacer realidad su sueño.

El sueño, siempre presente en la vida del hombre. No resulta extraño que una constante pincelada de ensoñación e irrealidad embadurne todo el metraje. Es lo que conlleva que a uno le adscriban al realismo mágico y, además, no escatime en esfuerzos para corroborarlo. El drama resulta de esta manera más liviano, aunque en ningún momento se atisba el toque empalagoso y cómico de La vida es bella.

Crialese está, desde luego, más cerca de Manoel de Oliveira y, sobre todo, de Theo Angelopoulos, pero no se olvida de que el humor negro, el sarcasmo, la ironía, suavizan un hecho, aunque no resta amargura. A ello contribuye el selecto reparto, con la impenetrable (casi siempre) Charlotte Gainsbourg y Vicenzo Amato a la cabeza: creíble, mucho menos histriónico (y cansino) que su compatriota Roberto Benigni, y heredero del porte de los 'tipos normales' populares gracias al neorrealismo italiano.

Con profusión se recrean detalles de la angustiosa aventura en la que se embarca una familia de sicilianos, mezclando cuadros casi cómicos con desgarradoras secuencias que ponen de manifiesto la supremacía de los que tienen la sartén por el mango siempre y los que la cogen de vez en cuando, siempre que los que mandan quieran sacar algún beneficio de ello.

Si no le pone de los nervios el viaje claustrofóbico con sustancia y el severo retrato de las injusticias sociales, aquí tiene este billete de ida al buen cine. Es densa, sí, pero esta Odisea contemporánea, premiada en Venecia, merece la pena.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Un engaño de lujo

Director: Pierre Salvadori
Intérpretes: Audrey Tautou, Gad Elmaleh, Marie-Christine Adam, Vernon Dobtcheff
Estreno en España: 15 de junio de 2007

Le damos un 6,5

Dar muchas puntadas sobre el mismo sitio puede resultar cansino, pero con pequeñas innovaciones puede conseguirse el preciado objetivo: hacer una cinta diferente dentro de su aparente normalidad.

Es lo que ocurre con la última película del director de Los aprendices y Usted primero, historieta confeccionada a partir de retales recurrentes, graciosillos, aunque muy bien realizada, centrándose en los personajes, llenos de contrariedades y ocurrencias.

Mucho ha hecho la industria francesa por salvaguardar un género considerado menor en otras cinematografías, aunque sea uno de los que más dinero recaude en taquilla. Sí, lo han adivinado, se trata de una comedia sutil, a veces banal, llena de guiños fácilmente exportables y elevada, entre otros, por Francis Veber (La cena de los idiotas) y, por supuesto, Pierre Salvadori.

Si quieren pasar un rato entretenidos, no vayan pidiéndole demasiadas cuentas a este cineasta, él ya ha cumplido con su parte del trato: una historia que nos lleva a fiestas en las terrazas más selectas de la Costa Azul, una pareja protagonista equilibrada y convincente y un buen montón de personajes que animan el cotarro.

Asegura el director que escribió los caracteres principales pensando en Gad Elmaleh, al que ya han bautizado como el Búster Keaton galo, y Audrey Tautou, que se despoja del 'aire Amelie', aunque no elude darse unos toques de la fragancia patentada por Audrey Hepburn. La película se alza sobre sus interpretaciones y en las idas y venidas de dos tipos que aparentan ser lo que no son, algo que funciona, al menos para el espectador.

Lo dicho, una divertida propuesta para reírse durante un buen rato con estos avispados cazafortunas retratados sin histrionismo, sin exageraciones que acaban dinamitando nuestra estancia en la sala de cine.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Ladrones

Director: Jaime Marques Olarreaga
Intérpretes: Juan José Ballesta, Maria Valverde, Patrick Bauchau, Maria Ballesteros, Carlos Kaniowsky, Christian Sampedro
Estreno en España: 22 de junio de 2007


Le damos un 6,5

En el farragoso terreno de las primeras obras destaca una cinta diferente. Así es esta película, sobre todo por el halo de sobriedad preciosista que incide en el goce estético.

Un placer mayor cuando comprobamos que todo el metraje se sustenta en dos figuras, las de dos de los actores con más tirón de nuestro cine y a los que la cámara y el público quieren mucho.

Es verdad que el espectador que acuda a verla saldrá con la idea de que su vista ha tenido un regalo gracias a la más que ‘criminal’ química existente entre Juan José Ballesta y María Valverde, que han dejado de ser valores en alza para convertirse en apuestas seguras.

Una fotografía potente realza la belleza de sus protagonistas y da una nueva vuelta de turca al cine negro, aunque el género policiaco se muestra aquí con ribetes luminosos. Es lo primero que nos atrae de este relato, estructurado a partir de una sugerente y rítmica combinación de planos limpios y estudiados y diálogos medidos que destacan sobre tantos silencios, también milimetrados.

El debutante Jaime Marqués aprueba con nota. Lo hace después de exprimir a sus ideólogos en la materia: Jean-Luc Godard, Robert Bresson, Won Kar-wai, Sam Fuller… Aún así, a esta historia le falta empaque, para que el envoltorio no destaque más que su contenido, como a veces ocurre con ciertas películas llegadas del Lejano Oriente.

Quizás el problema resida en que el aire de tragedia –la pérdida de referentes paternos- sólo impregne la columna argumental sobre la que se disponen las vértebras, es decir, los recuadros anecdóticos, el día a día de dos raterillos elegantes y estilosos. Como toda la película en su conjunto, a pesar de las posibles pegas.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Café solo... o con ellas

Director: Álvaro Díaz Lorenzo
Intérpretes: Alejo Sauras, Lucía Jiménez, Asier Etxeandia, Elena Ballesteros, Inma Cuesta, Diego París, Javier Rodino, Terele Pávez
Estreno en España: 29 de junio de 2007

Le damos un 4

Sin más pretensiones que hacernos pasar un rato divertido, esta comedia facilona nos deja al descubierto la verdadera esencia del joven español. Menos mal que todo es ficción... ¿Todo?

No entremos en discusiones ni polémicas, dejemos a un lado eso de que 'dime con quien andas...'. Se trata de un aforismo hecho que no vamos a aplicar al padre de esta criatura.

Le suponemos buen cineasta porque ha recreado un panorama que nada tiene que ver con la realidad, ya que su viaje al mundo de los niñatos roza en algunos momentos la desfachatez y la grosería, con muchos paradigmas del mal gusto.

Aún así, más de uno se sorprendió al verse reír en el cine, durante la proyección. Es, lo que suele decirse, un actor reflejo a los 'golpes' de humor. Los tiene, algunos demasiado bestias, pero no les voy a engañar: el chiste fácil hizo mella en un servidor, vamos, que no se durmió por tanto asco. También en el caso de los malagueños, que alzaron la película: Premio del Público, nada más y nada menos, en el último festival de cine español.

Hay que saber lo que uno va a ver. Y seguro que, si ha elegido esta cinta, es porque quiere ver hasta qué punto los guionistas españoles pueden emular a los padres de American Pie, los 'albóndigas' del siglo XXI: ellos son bastante estúpidos, ellas se salvan de la quema, aunque quedan como mero objeto de deseo. Ah, y el menos estúpido, es decir, el rey de los estúpidos –haciendo caso al refrán-, acaba siendo el mayor tontorrón por culpa del amor o el enamoramiento.

Situaciones tópicas, un guión bastante facilón y unos convincentes actores –y aquí no sacamos a relucir la ironía- conforman el arriesgado aunque previsible debut de un cineasta que, una vez demostrado que puede llevar a buen puerto un proyecto como este, debe retornar a otros mares más complicados.

Al menos, el responsable de esta película acierta en algo: dulcificar la realidad porque, en caso contrario, no nos parecería ficción. Aunque, quédense tranquilos: los que se acercan a los treinta no son tan descerebrados, todo lo opuesto a lo que nos muestran en esta cinta que honra al patetismo pero que, en el fondo, se deja ver.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Los climas

Director: Nuri Bilge Ceylan
Intérpretes: Ebru Ceylan, Nuri Bilge Ceylan, Nazan Kesal, Mehmet Eryýlmaz, Arif Asçý, Can Özbatur

Estreno en España: 29 de junio de 2007

Le damos un 8,5

Los detalles cobran fuerza y articulan un relato apoyado en la cercanía y en la comunicación no verbal desde la expresividad más absoluta. Y todo envuelto por una atmósfera sosegada.

Hay quien opta por eludir la realidad cuando se pone detrás de un visor. Otros, como el turco responsable de Lejano (Uzak), se decanta por captar el mundo que le rodea y plasmarlo sin interferir en esa comunicación: sencilla, limpia y nada prepotente.

El cineasta acota con el encuadre, por supuesto, pero Nuri Bilge Ceylan otorga primacía a la idea de mantener el tono realista por encima del resto de elementos. Da la sensación de que el autor hubiese ascendido a un estrato superior en el que las miradas, la atmósfera, valen más que cualquier diálogo superfluo.

Viendo este devenir por paisajes emocionales, geográficos y climatológicos, tenemos la sensación de estar entrometiéndonos en la vida de dos personas reales, la pareja protagonista, que lo es también en el día a día. La naturalidad tiene un coste y ese ha debido ser el complicado proceso de rodaje, ya que estar a un lado y otro de la cámara no es tarea fácil. Aún así, el turco da la sensación de que nos pasa las fotografías de su álbum de vida, pero es ficción, no crean lo contrario.

Los climas recibe un tratamiento basado en la sensibilidad, casi se palpa el buen gusto con el que está rodada. Sólo hay un par de escenas algo subiditas pero orquestadas a partir de una certera composición y recogidas con maestría, por medio de largos planos secuencia que nos retornan a nuestro lugar como mirones: al fin y al cabo, sin desentonar, entroncan con ese dar rienda suelta a los deseos más profundos, un acto que puede jugarnos malas pasadas.

Nada pretenciosa, un pelín exasperante en algún momento del metraje –aunque todo está fundado-, la película puede actuar de espejo ya que no será difícil vernos reflejados en ella, atentos si no a su origen: desde el Mediterráneo oriental nos llega esta interesante propuesta para que, en una tarde tormenta, nos seduzcan con las cosas que no se cuentan.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: 28 semanas después

Director: Juan Carlos Fresnadillo
Intérpretes: Robert Carlyle, Rose Byrne, Jeremy Renner, Amanda Walker, Shahid Ahmed, Cathercine McCormack
Estreno en España: 29 de junio de 2007


Le damos un 7,5

Fresnadillo afronta el reto de continuar un producto y no sólo lo exalta sino que lo enriquece, huyendo de los típicos guiños del cine de terror y, en especial, vísceras y sangre.

Su óptica le ha llevado a relatar el ansia de seres infectados por un virus letal, un drama que viene de lejos. El principio de una catástrofe tiene su continuación, pero avisamos, que luego nos cae el chorreo: no es apta para todos los gustos, mucho menos si hablamos de los más refinados. Es cierto que para aguantar el metraje de esta cinta, aún cerrando los ojos, hay que tener estómago, pero a quien le guste el cine con ritmo, los sustos y el corte epidemiológico, sí que lo puede "disfrutar".

Finales de 2001, Intacto daba la sorpresa: un guión con enjundia, una metódica realización y actores como Mónica López y Leonardo Sbaraglia, bailando al son que les marcaba un director novel. Él no lo sabía, pero no tendría que pasar mucho tiempo para que los ojos del iconoclasta Danny Boyle se fijasen en un director de orquesta que lo mismo nos introduce en el rock más duro que nos deleita con sones de nueva era y huye de los tópicos manidos del cine de terror, desde los 70, destinado a un consumo adolescente.

Sólo él podía hacerse cargo de una historia catastrofista planteada desde el vértigo, el verismo y el ritmo de videoclip. Terror de autor es lo que propone este cineasta que, dignificando el campo sembrado de secuelas, maneja la técnica y encumbra el cine más comercial hasta las cimas del sello propio y de calidad. A lo largo de 100 minutos no deja de asombrarnos la estudiada fotografía aérea de Londres, en cada plano nos advierte de la inmensidad del vacío, del desasosiego. Y es sólo un ejemplo de lo que consigue, sin entrar en paralelismos con la realidad y apocalípticas visiones de lo que nos espera.

Era incondicional de 28 días después (estrenada en 2002), y se nota la devoción al no masacrar su esencia, algo impuesto por otro lado. Cierto es que ya la primera parte, original, lo que se dice original, no era. Basta echar un vistazo a títulos de serie B ya clásicos como El último hombre vivo sobre la tierra y La noche del cometa. A partir de esa premisa, ya podemos lanzarnos a elogiar este ejercicio desagradable, desmedido, desconcertante y, me atengo a las consecuencias, más que convincente en sus tesis.

Es cierto que le cuesta cerrar la historia o quizás no se lo planteó en ningún momento. Siendo así, hay quien no la hubiese dejado abierta de manera tan descarada, pero agradecemos que no nos tome por tontos, que no insulte a nuestra inteligencia como espectadores, aunque es verdad que a medida que avanza el metraje pierde fuelle tanto ímpetu y acaba diluyéndose en pos de una resolución tan pobre como correcta.

Se le perdonan los descuidos en el guión por esa búsqueda de la veracidad en lo que parece más un documental ficcionado que un relato de ficción al uso. Si lo que quería era innovar y aportar sustancia al género de terror, combinado eso con una excelente banda sonora y unos planos cuidados que encierran coreografías de lo más salvaje, sin olvida la cámara rabiosa, Juan Carlos Fresnadillo lo ha conseguido.

¿Cómo rodaría este autor un cuento íntimo, sin necesidad de efectos especiales, con todo más a mano? Nos lo cuestionamos después de ver el tono que impregna a un producto tan deliberadamente comercial. Es más, ojalá el próximo proyecto le lleve a un cambio de registro para confirmar, por si a alguno le quedan dudas, que estamos ante una de las más inteligentes miradas del cine europeo. De autor, sí.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

sábado, junio 16, 2007

Crítica: Bajo las estrellas

Director: Félix Viscarret
Intérpretes: Alberto San Juan, Emma Suárez, Julián Villagrán, Violeta Rodríguez, Luz Valdenebro, Amparo Valle
Estreno en España: 16 de junio de 2007


Le damos un 8

Una ópera prima es una aventura de la que puedes no salir indemne. También puede darse el caso contrario, encumbrarte hasta las cotas más altas del cine.

Si además se trata de un cine menos convencional, alejado de las propuestas más comerciales y vinculado con un ejercicio de autor, sin que llegue a serlo, el triunfo tiene mucho más mérito.

Es lo que le ha ocurrido al debutante Félix Viscarret, un padre que premia y castiga a sus hijos, sus personajes, con mano férrea y certera, bajo la atenta mirada del padrino de los niños, Fernando Trueba, que aquí hace las veces de productor.

Viscarret ha optado por contarnos, a modo de fábula naturalista que destila melancolía y sarcasmo, con socarronería y mucha desfachatez, una historia de perdedores que se guardan un as en la manga para darnos una grata sorpresa. Para ello se basa en El trompetista del Utopía, de Fernando Aramburu, y confía sus personajes principales a actores sólidos que entran al trapo en esta comedia atípica por rozar la fibra sensible, llamar a las cosas por su nombre y confrontar personalidades muy ricas en matices. Casi nada.

La cinta está ambientada en una Estella (Navarra) que parece haber salido de una realidad paralela, anclada en un tiempo del que poco sabemos, a pesar de que sean personajes contemporáneos a nosotros. Se alzó con la Biznaga de Oro en el décimo Festival de Málaga y con razón: sólo tenía papeletas para hacerle sombra Pudor, otra primera obra, de los hermanos David y Tristán Ulloa y también basada en una novela, de Santiago Roncangliolo.

Asombra la naturalidad con la que Alberto San Juan afronta el papel de un tipo desengañado de la vida que bien podría haber sacado a relucir su lado más desagradable. Todo en él es digno de valorar, hasta su 'puerquita', la forma afectuosa con la que se refiere siempre a Violeta Rodríguez, la hija de Emma Suárez en la ficción, en quien encuentra su particular alter ego. Nos falta el cuarto en discordia, el hermano de la criatura, Julián Villagrán, quien ha dado muestras de su valía desde que se dio a conocer en otra comedia agridulce: Carlos contra el mundo.

La chatarra de la sociedad nos llega destilando poesía y con el aspecto de estos seres, desahuciados por todos aunque ricos en espíritu. Están solos bajo las estrellas. Ellos merecen encontrar su lugar en el mundo, o al menos, en nuestro cine, entre tanto guión barato y reclamos publicitarios.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.