sábado, junio 30, 2007

Crítica: Café solo... o con ellas

Director: Álvaro Díaz Lorenzo
Intérpretes: Alejo Sauras, Lucía Jiménez, Asier Etxeandia, Elena Ballesteros, Inma Cuesta, Diego París, Javier Rodino, Terele Pávez
Estreno en España: 29 de junio de 2007

Le damos un 4

Sin más pretensiones que hacernos pasar un rato divertido, esta comedia facilona nos deja al descubierto la verdadera esencia del joven español. Menos mal que todo es ficción... ¿Todo?

No entremos en discusiones ni polémicas, dejemos a un lado eso de que 'dime con quien andas...'. Se trata de un aforismo hecho que no vamos a aplicar al padre de esta criatura.

Le suponemos buen cineasta porque ha recreado un panorama que nada tiene que ver con la realidad, ya que su viaje al mundo de los niñatos roza en algunos momentos la desfachatez y la grosería, con muchos paradigmas del mal gusto.

Aún así, más de uno se sorprendió al verse reír en el cine, durante la proyección. Es, lo que suele decirse, un actor reflejo a los 'golpes' de humor. Los tiene, algunos demasiado bestias, pero no les voy a engañar: el chiste fácil hizo mella en un servidor, vamos, que no se durmió por tanto asco. También en el caso de los malagueños, que alzaron la película: Premio del Público, nada más y nada menos, en el último festival de cine español.

Hay que saber lo que uno va a ver. Y seguro que, si ha elegido esta cinta, es porque quiere ver hasta qué punto los guionistas españoles pueden emular a los padres de American Pie, los 'albóndigas' del siglo XXI: ellos son bastante estúpidos, ellas se salvan de la quema, aunque quedan como mero objeto de deseo. Ah, y el menos estúpido, es decir, el rey de los estúpidos –haciendo caso al refrán-, acaba siendo el mayor tontorrón por culpa del amor o el enamoramiento.

Situaciones tópicas, un guión bastante facilón y unos convincentes actores –y aquí no sacamos a relucir la ironía- conforman el arriesgado aunque previsible debut de un cineasta que, una vez demostrado que puede llevar a buen puerto un proyecto como este, debe retornar a otros mares más complicados.

Al menos, el responsable de esta película acierta en algo: dulcificar la realidad porque, en caso contrario, no nos parecería ficción. Aunque, quédense tranquilos: los que se acercan a los treinta no son tan descerebrados, todo lo opuesto a lo que nos muestran en esta cinta que honra al patetismo pero que, en el fondo, se deja ver.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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