domingo, febrero 25, 2007

Crítica: 3º colder

Director: Florian Hoffmeister
Intérpretes: Bibiana Beglau, Sebastian Blomberg, Johann Von Bülow, Meret Becker, Alexander Beyer, Katharina Schüttler
Estreno en España: 23 de febrero de 2007


Le damos un 7

Interesante ejercicio que plantea, desde un enfoque minimalista, la disyuntiva acerca de qué es más importante, amar o ser amado.

Hasta que avanza la acción nos sentimos un poco perdidos y uno, que ya lo ha experimentado, les recomienda que se dejen llevar. Sólo así disfrutará al máximo de esta curiosa y atrayente muestra de cine intimista.

Casi todo resulta desconcertante: su comienzo, en una solitaria playa del País Vasco, atisba un posible final o un inicio, pero lejos de parecer un relato predecible esta película alemana se presenta como una composición peculiar por varias razones: no llegan muchas producciones germanas, tiene signos de experimento sociológico al introducir un elemento extraño (aunque no tanto) en una rutina "apacible" y los gestos y los paisajes urbanos imperan en una realidad de pocas palabras.

Si hubiera que buscar similitudes con otros títulos recurriríamos a la italiana Las consecuencias del amor y a la uruguaya Whisky, aunque más por la atmósfera que por los polígonos sentimentales que se forman. Tiene algo que se presiente y transmite una sensación que invita a pensar en La buena estrella y Son de mar, desvestidas del acento ibérico y más frías, en concreto "3 grados menos", haciendo caso de su traducción al castellano.

Una de sus mayores riquezas -y tiene muchas que dejaremos que descubra- la encontramos en los intérpretes, capaces de sostener miradas que se traducen en primeros planos: la cámara parece extraer sentimientos de lo más profundo. El terreno donde se desenvuelven no parece hostil pero sí extraño, donde se prescinde de lo innecesario; fíjese por ejemplo en la ciudad, que parece desierta y exclusiva para los títeres perfilados y manipulados por el todavía inédito cineasta en nuestro país.

Siendo honestos y viendo el afán devorador de la cartelera, el futuro de la cinta se presenta frío como su título. Una pena, ya que está realizada con sentimiento, contención y corrección, cualidades que pasan por alto demasiados cineastas que se afianzan en las salas, claro está, con el apoyo incondicional del público.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: París, je t'aime

Directores: Olivier Assayas, Frédéric Auburtin, Gérard Depardieu, Gurinder Chadha, Sylvain Chomet, Joel Coen, Ethan Coen, Isabel Coixet, Wes Craven, Alfonso Cuarón, Christopher Doyle, Richard LaGravenese, Vincenzo Natali, Alexander Payne, Bruno Podalydès, Walter Salles, Daniela Thomas, Oliver Schmitz, Nobuhiro Suwa, Tom Tykwer, Gus Van Sant
Intérpretes: Natalie Portman, Fanny Ardant, Elijah Wood, Nick Nolte, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Bob Hoskins, Gena Rowlands, Ben Gazzara, Gérard Depardieu, Steve Buscemi, Rufus Sewell, Emily Mortimer, Maggie Gyllenhaal, Leonor Watling, Miranda Richardson, Juliette Binoche, Sergio Castellitto, Olga Kurylenko, Li Xin, Margo Martindale, Yolande Moreau, Catalina Sandino Moreno, Ludivine Sagnier, Barbet Schroeder, Gaspar Ulliel
Estreno en España: 23 de febrero de 2007


Le damos un 7

Preciosas postales se confunden con folletos sin valor en el buzón de la memoria cinematográfica. Son las consecuencias de afrontar un desafío tan atractivo como heterogéneo.

El reto, superado con creces, consistía en reunir a una veintena de cineastas y convencerles de que cada uno tenía que rodar una historia corta –5 minutos–, con París como fondo. El tema era libre, bastaba con que tuviese relación con el amor en cualquier de sus modalidades: deseo, pasión, egocentrismo, pérdida, recuerdo, etc. Una contribución a glorificar aún más si cabe la ciudad más romántica del mundo, con permiso de Venecia.

Por lo que vemos, los responsables de engarzar las perlas se quedaron cortos, y eso que el trabajo colectivo llega a los 120 minutos. En este cajón encontramos de todo, desde relatos muy elaborados, como los que firman los hermanos Cohen –insuperable Steve Buscemi- y Tom Tyker -Natalie Portman de nuevo en estado de gracia-, hasta alguna que otra tomadura de pelo camuflada como experimento cinematográfico. El resultado final es más que aceptable e incluso con los episodios más insulsos conseguimos entretenernos.

Para quedarnos con buen sabor de boca después de degustar todos los caramelos del paquete –ya decimos que algún gustillo se nos antojará más extraño que otros-, no entraremos en cuestiones de marketing y originalidad, porque esta ciudad, al igual que Nueva York, ha inspirado este tipo de contenedores. Un ejemplo con secuela es el de París visto por... estrenado en 1964 y más de uno recordará a los 40 cineastas implicados en Lumière y compañía, aunque el nexo de unión fuese otro.

Cuando salga del cine pasarán por su mente los rostros de Juliette Binoche, Elijah Wood, Nick Nolte, Sergio Castellito, Fanny Ardant, Maggie Gyllenhaal... También los de otros a los que no ponemos nombre, como el de la turista ocasional que escribe una redacción sobre el París que ha visto. La memoria es selectiva y es posible que sólo sobrevivirán al olvido algunos trocitos, como ese epílogo de Alexander Payne, cargado de ironía, la fábula de Isabel Coixet que, caerá mejor o peor, pero es una excelente narradora, y la firmada por Walter Salles, la más conmovedora de las piezas.

Por cierto, que lo de "piezas" no le lleve a error: no se trata de un rompecabezas porque no hay que comerse el coco, tan sólo disfrutar, embriagarse de esencias contenidas en pequeños frascos.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

viernes, febrero 16, 2007

Crítica: Miss Potter

Director: Chris Noonan
Intérpretes: Renée Zellweger, Ewan McGregor, Emily Watson, Barbara Flynn, Bill Paterson, Matyelok Gibbs
Estreno en España: 9 de febrero de 2007

Le damos un 6,5

Todo es amabilidad en esta correcta cinta que devuelve a Renée Zellweger a los títulos de crédito con el tipo de personajes que ella borda: extremos, cursis e intensos.

No queremos que nos entiendan mal: el halo de dulzor exagerado y el toque ñoño son los dos parámetros sobre los que, de manera acertada, se desarrolla este relato cinematográfico inspirado en Beatrix Potter, una de las primeras escritoras de cuentos infantiles, precursora de otras más modernas como J.K. Rowling.

Piense en cómo le contaríamos a un niño pequeño la historia de una mujer en un sector dominado por los hombres, el del mercado editorial, y en una sociedad machista. La respuesta es bien sencilla: de la misma forma con la que intentamos provocar la risa con un chiste de humor blanco, de esos que no hacen daño a nadie.

Potter, que poco tiene que ver con el mago salvo en el éxito de ventas, es la mamá-amiga de conejitos con chaqueta, ocas con sombrero, ardillas pizpiretas y sapos que usan monóculo. Escribió un sinfín de libros infantiles y decidió vivir a su manera. Con la misma estética de cuento rural de animalitos llega esta muestra de cine apto para todos los públicos aunque deben cuidarse aquellos que se empalaguen con demasiada facilidad.

No le pidan más a este retrato de una creadora de mundos infantiles, salvo pasar un buen rato. Sigue a pies juntillas el camino marcado por producciones también recientes como Descubriendo Nunca Jamás, sobre el padre de Peter Pan. El autor vuelve a convertirse en protagonista y conlleva aquí el lucimiento de una actriz, Renée Zellweger, y sobre todo de Emily Watson. El director de Babe, el cerdito valiente fue el artífice de que la estadounidense entrase en la piel de otra incomprendida inglesa -un antepasado cursi de Bridget Jones-, y buscando paralelismos, vivió como ella en cierta forma, encorsetada en unos patrones sociales que le venían demasiado ajustados.

Es un largometraje de poca duración, ideal para niños si tenemos el objetivo de inculcarles que hay que marcarse una meta y luchar por llegar a ella con buenas artes. A los mayores nos puede entretener la estética y la ambientación gracias al viaje a los años de comienzos del siglo XX y finales del anterior. Los flashbacks sustentan la acción, además de los primeros planos de una cara de contrariada o panoli, según se mire. Y ojo, cuidado con esos rostros, ya que los niños más incomprendidos pueden convertirse en creadores de éxito y las actrices en estrellas mundiales.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Manuale d'amore 2

Director: Giovanni Veronesi
Intérpretes: Carlo Verdone, Monica Bellucci, Riccardo Scamarcio, Antonio Albanese, Sergio Rubini, Fabio Volo y Elsa Pataky
Estreno en España: 16 de febrero de 2007

Le damos un 5,5

El primero fue un éxito y por eso repiten la fórmula con un título corregido y aumentado o, mejor dicho, estirado y ligerito.

Ya la primera entrega de este tontón decálogo de autoayuda audiovisual para "enamorados del amor" nos pareció un sucedáneo facilón, entretenido pero, en definitiva, mix de ciertos guiños curiosos y muchos no tanto por recurrentes.

Es lo que tiene la novedad y la cinta resultaba fresca por lo sorprendente de su montaje y el correcto hilado de su argumento. También gracias a actores solventes y muy conocidos en Italia como Jasmine Trinca (La mejor juventud), pero con poca repercusión mediática fuera del país. La experiencia nos hace listos y se nota el trabajo de marketing, incluyendo en el reparto a Elsa Pataky y la gran Monica Bellucci. Confesada mi predilección por la actriz, me embarco en la tarea de hacerles ver que en el paso de una creación artesanal a una producción en serie se pierde y mucho.

De la factoría de churros sale este título que engarza algunas perlas –pocas, la verdad- con bisutería barata. El resultado es un collar algo kitsch que te puedes poner una, dos veces quizás, pero ya está. Amenazan con editar actualizaciones del dichoso manual y, avisamos, dejará de provocar el efecto perseguido. Aquí ya le cuesta a Giovanni Veronesi, director y uno de los tres guionistas que escriben un par de historias simpáticas, pero tampoco mucho más interesantes que las otras dos, cogidas un poco con pinzas para rellenar el pavo.

Ahora bien, no hay duda de que este Manuale d'amore 2 será un éxito, de igual forma que lo fue el primero, no sólo en la taquilla italiana sino en sus ventas internacionales y en cuanto a premios –aspiró a unos cuantos David de Donatello-. De cara a la promoción y a las ventas, Barcelona es el marco donde se desarrolla parte de dos de los relatos.

El enamoramiento, la maternidad, el matrimonio menos convencional y el amor extremo. Son los subterfugios del amor tratados de manera amable aunque carentes de estricto interés cinematográfico, ya que por ejemplo le falta ritmo en sus dos últimas historias. Ahora bien, si concebimos el cine como objeto de divertimento, vaya a ver este fresco sobre los lances y los encantos del amor, no se arrepentirá, siempre y cuando no acabe con la sensación de que abusan de su confianza.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Bosque de sombras

Director: Koldo Serra
Intérpretes: Gary Oldman, Virginie Ledoyen, Paddy Considine, Aitana Sánchez-Gijón y Lluís Homar
Estreno en España: 16 de febrero de 2007


Le damos un 4

A pesar de ser un homenaje explícito a clásicos del género, a veces resulta interesante que un cineasta cocine un plato con los mismos ingredientes y empleando una misma receta.

El debutante Koldo Serra siempre dejó claro que quería hacer una película acerca de la incomunicación que acaba generando confrontación: en la pareja, entre diferentes clases sociales y entre culturas. El punto de partida, aunque recurrente, puede resultar atractivo. De hecho durante todo el metraje podemos permanecer inmóviles, expectantes ante lo que va a suceder, engañosamente abstraídos.

Una lástima que tanta tensión se vaya al garete con un relato mal resuelto que por supuesto no desvelaremos. Es más, no esgrimiremos la pluma para desmontar el trabajo. Lo podríamos hacer porque flancos en los que atacar tiene esta ópera prima, aunque vista la manga ancha que se le da a tantas producciones estúpidas, estereotípicas y absurdas, aquí vamos a hacer defensa de lo indefendible por una razón: es un modelaje de cine que tiene visos de mejorar.

Intenta innovar, dándole la vuelta a los patrones establecidos. Ahí está el hecho de que vayan cayendo los buenos como moscas, los actores principales sean los que menos luzcan al final y se dote de sustrato psicológico a ciertos personajes a analizar por un terapeuta especializado en familia. Pese a todos los esfuerzos no funciona como producto, quizás al mezclar tantos aspectos y luego no diseccionarlos bien a lo largo de un hilo argumental lineal, con pocos picos de emoción inesperados.

Las historias sobrenaturales, con misterios o protagonizadas por asesinos de lo más estrambótico encuentran en los bosques del norte de España la mejor ambientación. Pero el escenario no sirve de mucho cuando hay más acción que contenido y se mantienen tantas puertas abiertas, es por ello que nos sentimos un poco estafados. Tampoco contribuye el plantel de estrellas, que además conforma un sustancioso material interpretativo desaprovechado en un recorrido que se nos antoja irregular y pobre.

Aún así aseguramos que hay que seguirle los pasos a Serra. A nadie le han comprado la opinión ni tampoco el que suscribe se ha vuelto loco: este creador en ciernes promete aunque su debut no sea en absoluto brillante; lo hace por arriesgar, aunque se equivoque. No es comparable pero por momentos su criatura me recordaba a la fastuosa ¿Quién puede matar a un niño?, de Narciso Ibáñez Serrador, donde los acosados se convertían en ejecutores y no nos resultaba extraño.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

sábado, febrero 03, 2007

Crítica: Bobby


Director: Emilio Estévez
Intérpretes: Anthony Hopkins, Helen Hunt, Lindsay Lohan, William H. Macy, Demi Moore, Martin Sheen, Christian Slater, Sharon Stone, Elijah Wood, Harry Belafonte, Laurence Fishburne
Estreno en España: 19 de enero de 2007


Le damos un 7

El actor y director Emilio Estévez se aferra a referentes cinematográficos y a su ideología progresista y liberal para presentarnos un fresco formado por vidas cruzadas.

Como un titiritero (o gobernante déspota, según se mire) manipula a seres anónimos cuyas vidas podrían inspirar películas autónomas. El punto de interés reside en mezclarlas por un objetivo común con el que estamos de acuerdo, aunque para algunos resulte un manifiesto panfletario. El nexo de unión entre los personajes es doble: por un lado físico, ya que todos deambulan por las dependencias de un hotel con mucho movimiento; por otro emocional e ideológico, al respirar en una misma atmósfera.

Todos los personajes buscan un cambio en sus vidas. Algunos no lo saben, pocos son quienes lo propician, pero la inercia es poderosa y todavía más sin nos empuja de manera sutil. Así nos lleva Emilio Estévez por su idealista visión de un mundo mejor entre conflictos racistas, guerras lejanas e impuestas, inestabilidades sociales... Entronca con el clima que se vive en la actualidad, los paralelismos son incuestionables, pero estamos en los convulsos años 60, que en Estados Unidos se impregnaron de un tinte diferente tras los asesinatos de Martin Luther King y Robert F. Kennedy.

No se deje llevar por el título de la película. Es cierto que se habla del aspirante a candidato a la presidencia, el que prometía giros aplicables a la vida real sumida en la apatía, pero no constituye sino la segunda ligazón que mencionábamos antes. Se tocan de soslayo las ideas del político pero tampoco podemos decir que éste sea un título biográfico y mucho menos documental.

Se compromete el director con un epílogo largo -y algo redundante- donde pone en liza su buen ojo como realizador y agitador de conciencias. Asistimos a una especie de hecatombe que pone punto y seguido a las vidas de los personajes que integran esta galería que pretende ser un reflejo de la sociedad de la época y el lugar. Son muchos, más de una veintena, pero en su mayoría se perfilan con pinceladas profundas y certeras. Algunos sólo necesitan una secuencia para que días después nos vengan a la cabeza: la peluquera cansada interpretada por Sharon Stone, el agujero en el que está metida la estrella a la que da vida Demi Moore y el afán de supervivencia de los más desfavorecidos.

Aquí las estrellas (Anthony Hopkins, Helent Hunt, Martin Sheen) no luchan por tener más minutos de presencia sino por concretar sus rasgos con los escasos recursos a su alcance. El alma mater del proyecto no les dejo vía libre a interpretaciones estrambóticas: todos estaban en el mismo barco y así fueron al rodaje, con la lección aprendida. El director por su parte cumplió su propósito, ya que Bobby entretiene y además aporta algo de sustancia.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Apocalypto


Director Mel Gibson
Intérpretes: Rudy Youngblood, Dalia Hernandez, Mayra Serbulo, Gerardo Taracena, Raoul Trujillo
Estreno en España: 19 de enero de 2007


Le damos un 6

Atrevida, irreverente y convincente. Así es la última película dirigida por Mel Gibson, una cinta dura y potente, en términos visuales.

La cinta le confirma como meticuloso narrador aunque se sirva de la Historia para deslumbrarnos con un cuento de lucha a escala individual en un medio hostil y grandioso.

No ha escogido el camino fácil, sino el de profeta que recibe bofetadas. Deslumbrado por la grandeza del cine, en sentido literal, Gibson está obsesionado con retomar, salvando las distancias, la filosofía de producciones tipo Los diez mandamientos, de Cecil B. De Mille, y Cleopatra, de Joseph L. Mankiewicz. ¿Quién recuerda la sencilla producción de El hombre sin rostro? Tras su primera cinta como director, en 1993, se lanzó a hacer cosas a lo grande, epopeyas como la de Braveheart.

El riesgo no exento de compromiso le convierte en un cineasta diferente. Se ha quedado al margen por revelar sin cortapisas la pasión propia de un creador sin importarle demasiado el devenir de la industria. Ahora vuelve a relatar un hecho de manera visceral: su visión de la América primitiva, intentando obviar el punto de vista europeo occidental, entronca con su idea acerca del género de acción; así, Apocalypto es una película de aventuras sobre el instinto de supervivencia pero con contenido crítico, que no histórico.

La experiencia puede resultar fallida, más aún a la vista de aquellos que catalogaron La Pasión de Cristo de polémica, excesiva y brutal. Dejando a un lado el ánimo fanático de destrozar al padre de la criatura, hay que reconocer que como cinta de correrías resulta reiterativa y le sobran algunos minutos de los 139 que dura su metraje. El hastío que puede provocar tanta carrera en medio de la selva se equilibra con una realización meticulosa, pero no se contrarresta desde un posible valor como documento histórico ya que presenta carencias. Por otro lado, parecen justificadas al regirse por las emociones que pretende transmitir: miedo, opresión, venganza, deseo...

Como lección introductoria acerca del fin de la civilización maya le damos un aprobado, como ejercicio valiente un notable, sobre todo después de preguntarnos si son necesarias tan altas dosis de violencia y sangre. Para tratar la dicotomía entre destrucción y salvación y al huir del exceso de lirismo, Gibson hace suya la idea que nos ha llegado de un pueblo que no escatimó en sacrificios humanos. ¿Por qué no contarlo? Él lo ha hecho a su manera, y al realizarlo con esmero, rodando cada plano desde el detalle, convence.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: En busca de la felicidad

Director: Gabriele Muccino
Intérpretes: Will Smith, Jaden Smith, Thandie Newton, Brian Howe, James Karen, Dan Castellaneta, Kurt Fuller, Takayo Fischer
Estreno en España: 2 de febrero de 2007


Le damos un 4

La experiencia americana del autor de El último beso no es más que una carrera de obstáculos para el personaje con el que nos venden al actor que ya era Will Smith.

La comedia está desprestigiada, al menos en las galas de Hollywood, donde ya te puedes olvidar de recoger un premio si no has sacado al menos una lagrima o mueca triste del espectador. Pero, ¿es ese el principal objetivo de un actor? ¿Llevarse a casa un Oscar conmoviendo de manera mecánica y predecible?

Por ahora es la batalla en la que está inmerso este intérprete ‘de comedia’, dicho esto sin ánimo de resultar despectivos. Lo que no deberíamos consentir es que nos inoculen una cinta prefabricada y hecha a medida para conseguir el adiós de Smith como actor encasillado. No, no es nuestra guerra y tampoco necesitamos tantas enseñanzas moralizantes en una historia de manual que pretende poner de manifiesto, una vez más, que buena suerte y talento no se llevan bien.

Conocemos demasiadas historias de padres-coraje como para sorprendernos con una más en la que el amigo lucha por despojarse del rol de héroe de acción. Sus agentes le dijeron que nada mejor que participar en una película con niño, un drama hasta cierto punto vitalista, una nueva revisión del ya clásico título de superación con el sueño americano de por medio, que para muchos conlleva que otros vivan una auténtica pesadilla.

Es esta una cinta curiosa más por los entresijos de su producción que por el relato archiconocido que nos presenta. El director es el italiano Gabriele Muccino, el que firmó y filmo El último beso y ahora se corrompe con dinero de Hollywood. No es que estuviera llamado a realizar una gran carrera en Europa, pero tampoco iba falto de empuje. En su primera y fallida aventura americana emplea recursos manidos, entre ellos una trama insulsa, plana y previsible.

En definitiva, estamos ante el típico ejemplo de producto comercial con actor que borda un rol, pero no por sus esfuerzos sino por su omnipresencia y contar con un coro de elementos dispuestos para su lucimiento. Y un último apunte: ya no vende eso de ‘basado en hechos reales’ y menos aún si nos embarga una persistente sensación de déjà vu.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Crítica: Pulse


Director: Jim Sonzero
Intérpretes: Kristen Bell, Christina Milian, Ian Somerhalder, Jonathan Tucker, Rick Gonzalez y Samm Levine
Estreno en España: 2 de febrero de 2007


Le damos un 4

Wes Craven, convertido en factoría, nos vuelve a contar una prescindible historia con reiterativos elementos en los ya clásicos títulos de terror con y para jóvenes.

Reincide en la idea de que los muertos están entre nosotros, más de lo que algunos creen, y son sin cabe más espabilados en cuanto al uso de las nuevas tecnologías se refiere.

Estos seres de ultratumba ya se saben los trucos y nosotros, como espectadores, también, aunque a veces, y ese es el milagro del cine en pantalla grande, no hace falta que nos creamos lo que nos relatan para pasar un rato encogidos en la butaca y, he de reconocerlo, entretenidos. Esa es la única virtud de un título que repite los mismos patrones de la mayor parte de películas de terror venidas de Estados Unidos: atmósfera de misterio, chicas guapas que mueren más tarde que sus compañeros -más feos que ellas-, correrías y poco más.

Si la tomamos como algo original –y créanme que es difícil-, su planteamiento engancha y su concepción hasta cierto punto sorprende al ir de la típica sucesión de muertes hasta la panorámica de un presente apocalíptico. La crítica a nuestro estilo de vida contemporáneo no es sutil, sino todo lo contrario, aunque ya sabemos que los excesos no conducen a nada: el metraje se viste de un nerviosismo y una estética que acaba resultando cansina.

Wes Craven, perdón, el realizador Jim Sonzero, no se moderniza sino que se ancla en fórmulas que dan buenos resultados. Al final todo queda en una nueva revisión de lo que han hecho otros -y muchos de ellos, mejor-. El cocinillas del terror adapta la acción que transcurre en la nipona Kairo, de 2001, y adereza el relato con los habituales jóvenes universitarios nacidos en el país de las oportunidades y los sustos típicos de sus producciones, ya sean en forma de sueños o a través de cibernéticas soluciones bastante catastrofistas.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.