domingo, febrero 10, 2008

Crítica: Astérix en los Juegos Olímpicos

Director: Frédéric Forestier y Thomas Langmann
Intérpretes: Gérard Depardieu, Clovis Cornillac, Benoit Poelvoorde, Alain Delon, Vanessa Hessler, Stéphane Rousseau, Jean-Pierre Cassel, Santiago Segura, José García
Estreno en España: 8 de febrero de 2008

Le damos un 5

Si ha crecido con las aventuras del pequeño galo, piénselo dos veces antes de sacar entrada. Si tiene niños, ya es otra cosa, aunque no pase por alto el nivel de exigencia del público infantil.

Desde Francia salió en 1999 la avanzadilla de Astérix y Obélix contra el César con el objetivo de conquistar el gusto del público del Viejo Continente. Pasó unos muy poco estrictos controles de calidad aunque hizo buena caja, al menos en Francia. Eso animó a los productores a mandar, tres años después, a nuestros queridos personajes a Egipto en Misión Cleopatra. Ahora bien, que la taquilla reventase en esas dos ocasiones no quiere decir que tengamos que sufrir una saga interminable.

Muchos, caso de la gran Monica Bellucci, ven lejana su participación en alguna de estas aventuras; a otros (Fernando Tejero, Mónica Cruz) les han apeado del proyecto en marcha, cuando los fotogramas pasaron por la mesa de montaje. A decir verdad, a nadie se echa en falta en esta película cuyo metraje puede resultar algo alargado y reiterativo para los más pequeños y que, para los adultos que deban ejercer de acompañantes, puede ser más llevadero si se anima a contar los cameos insertados y a suponer detrás de qué rostro se esconde el actor José García (El 7º día, de Carlos Saura)... No hay más donde rascar.

Vista como producto la mezcla resulta avispada, aunque no inteligente: uno de los cómic más atractivos del mundo de Astérix para llevar a imágenes (junto con el de las doce pruebas) convertido en superproducción europea –rodada en la alicantina Ciudad de la Luz- y destinada a satisfacer la demanda del público más joven y, quizás, menos crítico con el siempre controvertido concepto de la adaptación cinematográfica. Ahí está por ejemplo la continúa parodia de sí mismo que realiza Alain Delon, ¡oh César!

Seguro que es de los que echa en falta mayor fidelidad a los padres de la criatura, René Goscinny y Albert Uderzo, y menos dosis de efectos especiales y gracietas al hilo de la actualidad -eso incluye la colección de estrellas del deporte-... Si es de los míos, sepa que siempre puede recurrir a los largometrajes de animación basados en estos belicosos galos y los locos romanos, los de siempre.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

No hay comentarios: