sábado, enero 19, 2008

Crítica: Caramel

Director: Nadine Labaki
Intérpretes: Nadine Labaki, Yasmine Al Masri, Joanna Moukarzel, Gisèle Aouad, Adel Karam, Siham Haddad, Aziza Semaan, Fatme Safa
Estreno en España: 18 de enero de 2008

Le damos un 7

Con calidez y serenidad se puede elaborar la receta más deliciosa que da como resultado un plato delicioso con la curiosa facultad de dejar un regusto amargo y dulce al mismo tiempo.

Para ir del tópico a lo menos trivial sólo hay que saber darle forma a los ingredientes adecuados y dejarlos reposar en la memoria para que el buen sabor se nos repita de cuando en cuando. Todos esos símiles culinarios dan idea del interés que suscita esta modesta y atrevida cinta que no deberían dejar de ver.

No se puede establecer un paralelismo férreo entre ellas, pero si no vio en su día la película francesa Venus, salón de belleza puede resarcirse ahora entrando en la peluquería que monta Nadine Labaki, un centro de reunión social en el que cinco mujeres, diferentes entre sí, dejan aflorar sus sentimientos y secretos, en definitiva, una curiosa forma, sutil y con un toque de sensualidad, de dar pinceladas acerca de la situación de la mujer en Líbano.

Entre esas cuatro paredes es posible encarar sin tapujos los cinco grandes temas en torno a los que gira su mundo, cercano e íntimo: libertad, amistad, hombres, sexo y maternidad. Aprovechando el impacto estético que propone la directora y estableciendo una metáfora con el color del caramelo, que no llega a ser marrón ni amarillea del todo, Caramel está a medio camino entre el toque dulzón y melancólico y el bofetón amargo.

La joven responsable de hacer el esbozo de este trozo de vida pintado con una paleta de tonos mediterráneos demuestra que, además de ser buena maquilladora –sabe tapar los defectos con una capa de detalles-, sabe dar puntada al entramado de retales, o pequeñas historias, que conforman el traje de Caramel. Más de un cineasta exaltado debería aprehender la filosofía de andar por casa que propone Nadine Labaki en un metraje que nos va llevando, de manera pausada, por los dominios de un grupo de féminas con sus problemas y virtudes, sin dejar de lado cierto compromiso político.

Y lo más curioso de todo es que se muestra una realidad de lo más sosegada en uno de los países más revueltos, aunque, por otro lado, esa es la grandeza de esta cinta en la que se pone en la palestra los dilemas por los que atraviesa la mujer sin hacer la mínima referencia explícita a la guerra civil que sumió al país durante 25 años ni a conflictos bélicos más recientes. Porque, sin dejar de lado los grandes problemas, otro cine es posible.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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