viernes, noviembre 10, 2006

Crítica: Ficción


Director: Cesc Gay
Intérpretes: Eduard Fernández, Javier Cámara, Montse Germán, Carme Pla, Ágata Roca
Estreno de España: 10 de noviembre de 2006

Le damos un 7,5

Resulta atractivo el cine ‘de charla interior’ que propone Cesc Gay. Narrado desde el reposo, primando el fluir de las conversaciones con uno mismo que no oímos, su Ficción no incomoda y eso que muestra algo tan triste como una historia sobre pasiones refrenadas.

Este alquimista que trabaja con material sensible, el de las emociones y las relaciones personales, no gusta de grandes algarabías. Apoyado en el clima familiar cómplice en el que sitúa la historia (fomentado por los lazos reales entre los actores y él mismo), Cesc Gay explora un nuevo territorio, más sosegado que los de antes: se marcha de la urbe para refugiarse en el ambiente rural, pasa del reparto coral al trabajo intimista.. Carga su mochila con primeros planos de actores que cuentan muchas cosas pero sin pronunciar palabra, con la excepción de Cámara, tan vigoroso y hábil como siempre.

Completa una trilogía sobre los problemas a los que nos enfrentamos en cada etapa de nuestra vida. Krámpack, En la ciudad y Ficción son muy distintas entre sí, pero es curioso que cubran etapas: la adolescencia, la treintena y la madurez asociada a la crisis de los 39, una veteranía que nos llega desnuda y desesperanzadora. La idea de que la película se contempla como una cariñosa despedida de hora y media entronca con la mirada reflexiva de un cineasta que se está haciendo con su sitio dentro del panorama europeo.

Con el permiso de Eduard Fernández –hay que hacer memoria para recordar un trabajo malo-, la sutileza es la principal protagonista de una historia que gira en torno al sentimiento de renuncia y la responsabilidad. La búsqueda de inspiración es una excusa llana para abandonar por algún tiempo la vida que le hastía... y hasta ahí podemos contar.

Da igual que el final del recorrido nos parezca previsible, lo que importa es el viaje, la excursión hasta el otro lado del mundo con ritmo pausado, casi detenido y nada artificioso. Fernández encuentra en Montse Germán a su partenaire ideal: sostiene su mirada y equilibra la balanza. Los otros tres personajes revolotean limitándose a observar sin alterar la naturaleza. Lejos de parecer pretencioso Gay vierte en sus cuadros de vida múltiples y agradecidas referencias musicales y cinematográficas, sin entrar en lo metafórico del título y el personaje alter ego del director.

Como apunte podemos decir que el rodaje tuvo lugar de manera cronológica, haciendo más creíble el trabajo de los actores. Una viveza que, como tantos otros aspectos, nos llega de manera sutil a través de una sencilla y preciosa historia de amor que todos tenemos derecho a vivir. Porque no vive quien no sufre, aunque sólo sea un poquito.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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