lunes, marzo 26, 2007

Crítica: Atlas de geografía humana

Director: Azucena Rodríguez
Intérpretes: Cuca Escribano, Montse Germán, María Bouzas, Rosa Vila, David Selvas, Nacho Fresneda
Estreno en España: 23 de marzo de 2007


Le damos un 6

Tanta corrección y apatía formal hace que desconectemos de la historia, aunque cuando entramos en ella logramos pasar algunos momentos entretenidos.

Antes de comenzar deberíamos dejar claro nuestra postura ante lo que se conoce como 'cine de mujeres': no hay un género concreto, es decir, no existe el drama contado por hombres ni el terror narrado por mujeres... Hay una mirada femenina, sería ilógico negarlo, pero no es un modus operandi.

Cambian los puntos de vista, sí, pero eso tan manido del 'hecho por mujeres' como marca distintiva, y a veces peyorativa, debería caerse de nuestro vocabulario, ya que no deja de ser un burda etiqueta que menosprecia el discurso feminista en nuestros días. Así que esta película, donde coinciden cuatro protagonistas femeninas y está dirigida por una mujer -aunque no sea vinculante-, se caracteriza por ser un recatado tratado acerca de la dependencia del amor, de sentirse enamorado y querido al mismo tiempo.

La obra de Almudena Grandes, más conocida como 'filón para guionistas', ha sido adaptada casi en su totalidad. Comenzó Bigas Luna con Las edades de Lulú y Gerardo Herrero la convirtió en su escritora de cabecera (Malena es un nombre de tango, Los aires difíciles), con permiso de Belén Gopegui. Todo queda en casa, ya que en la producción de Atlas... planea la sombra del propio Herrero. Será por eso que se nota el tono formal que tienen en común con esas cintas y otras como El principio de Arquímedes y Las razones de mis amigos.

No vamos a gritar que a todas les falta alma pero sí que en demasiados momentos sus personajes parecen agarrotados, faltos de movimientos, a lo que hay que sumar unos diálogos demasiado literarios. Aún así y a pesar de que Azucena Rodríguez no arriesga, quizás por temor a desvirtuar la esencia de la novela homónima, consigue hacernos pasar una rato divertido, con media sonrisa, aunque sea desde los estereotipos, no tan marcados como en películas planas que no tienen otro fin que su pase por televisión, y ya es mucho.

Las actrices y sus 'segundones' –Alberto Jiménez, David Selvas, Boris Ruiz- se esfuerzan por dotar de vida a sus personajes. Lo consiguen aunque lleguen a perderse en una realización simplista que no enaltece el contenido. Quizás Azucena Rodríguez, que desde Entre rojas en 1995 no se hacía cargo de un largo, no debería haber perdido la práctica. Al fin y al cabo no sobran las directoras femeninas.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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