viernes, marzo 09, 2007

Crítica: Teresa, el cuerpo de Cristo

Director: Ray Loriga
Intérpretes: Paz Vega, Leonor Watling, Geraldine Chaplin, José Luis Gómez, Eusebio Poncela

Estreno en España: 9 de marzo de 2007

Le damos un 7

No se deje engañar: detrás de polémicas injustificadas se esconde, además de cierta valentía, un buen ejercicio de cine que en su conjunto no chirría.

Dispuesto a ver escenas de sexo camufladas en frívolas metáforas del misticismo y soflamas varias contra la Iglesia Católica sin una base argumental, uno se sorprende al encontrar una cuidada aproximación a una época oscura de nuestra Historia a partir de un personaje carismático y, perdonen la osadía, desconocido para la mayoría de nosotros.

La Teresa que nos presenta Ray Loriga (La pistola de mi hermano) no es la santa a la que muchos rezan, tampoco la joven que está a punto de abandonar un camino más o menos despejado para adentrarse en un terreno poblado de espinos y malas hierbas. Es una Teresa diferente aunque complementaria a la que crearon Josefina Molina y Concha Velasco, construida sobre la base de un análisis enjundioso y escasa de clichés y tópicos, algo de agradecer sobre todo vista alguna que otra 'película de época' como Tirante el Blanco.

El polifacético narrador de historias deja atrás su halo de 'enfant terrible' para madurar hasta convertirse en cuentacuentos sui generis y brazo derecho de cineastas como Carlos Saura, que le confió el guión de El séptimo día. En ese esfuerzo por enriquecerse como creador decidió afrontar un reto, no el de meter el dedo en asuntos otrora patrimonio de la curia eclesiástica, sino el de investigar a fondo acerca de un personaje crucial de nuestra cultura. Y aunque no van por ahí los tiros, tampoco hubiera sido el primero en discutir, con tesis razonadas, las imposiciones de las altas esferas religiosas, recuerden por ejemplo a Martin Scorsese en La ultimación tentación de Cristo y Mel Gibson en La Pasión de Cristo.

Tema actores. Podríamos discutir mucho acerca de si es o no acertada la elección de Paz Vega: es una metódica actriz, algo impulsada pero al fin y al cabo correcta, aunque no la veo como la monja abulense, y es una pena que en ello pese demasiado su dicción, poco natural y forzada. El resto de intérpretes, con alguna excepción que debería ir cambiando de registro, cumple su función de acercarnos a una España condicionada por el poder religioso (y el económico, no lo olvidemos), trasmutada aquí en planos estudiados que encierran mucho trabajo de todos los equipos artísticos y técnicos, sin que el montante final parezca un pestiño de argamasa y cartón piedra sin vida.

Fui a ver la película sin saber las críticas de la Conferencia Episcopal, qué respondió el productor... Da igual: para disfrutar del cine se necesita sólo pagar una entrada y olvidarse del mundo durante un par de horas, no necesitamos 'extras', que dejamos para la edición en DVD. Sólo iba algo condicionado por el cartel de la película: la sevillana con el hombro descubierto siendo acariciado, de manera sutil, por una mano con signos de haber sido perforada por un clavo. Ahora le encuentro su significado y a pesar de las reticencias iniciales y aunque no me apasiona, Loriga me convence.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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